Si algo sabe hacer Enrique Ponce (52 años) es reinventarse. En los últimos años ha dejado claro que él sabe tirar para adelante pase lo que pase y al margen de toda polémica. Le hemos visto romper un matrimonio de más de veinte años, iniciar una relación con una enorme diferencia de edad, dejar Madrid y mudarse a Almería, dejar los ruedos, volver a ellos, y después anunciar definitivamente su retirada. También se supone que iba a sacar un disco y a casarse con Ana Soria (26 años), su pareja desde 2020, pero sobre estos extremos aún no hay noticias, pero todo puede pasar, pues él no se olvida de nada. En 2019 comenzó con un proyecto para comercializar aceites de Jaén, en aquel momento no pudo ser y ahora lo ha retomado, de la mano de su chica y haciendo un guiño a su última corrida.
Según informaba el digital ‘20 Minutos’, el diestro se quiere afianzar como empresario y por ello ha retomado esta iniciativa. El pasado verano fue su fin en la arena, él decidió hacer una última temporada de despedida y después pasar la página, y ahora el aceite es el principio de esta nueva etapa. Una que comienza de la mano de Ana, porque él se ha ocupado de la parte administrativa, y ella del diseño, pues la botella está inspirada en el traje de luces de la última corrida del diestro, y ha sido su novia la artífice de la idea.
Los negocios de Enrique Ponce fuera de los ruedos
Pero este no es ni mucho menos, el primer negocio de Ponce, ya son muchos años al frente de diferentes sociedades a través de las que ha canalizado sobre todo su carrera, pero también inversiones inmobiliarias. En la actualidad el ex marido de Paloma Cuevas tiene dos empresas a su nombre y otra junto a Ana Soria. La más antigua de ellas es Oye Flaco SL, que se dio de alta en 2020 y que se dedica a la creación e interpretación artística y literaria, desde hace algunos años no mantiene actividad y no ha presentado cuentas jamás, aunque sigue en pie y él al frente como Administrador Mancomunado.
Pero la más importante de su entramado es CPM Building SL, la entidad desde la que gestiona sus bienes inmuebles y la que ha sido siempre el punto fuerte en cuestión económica. Es también la más antigua, se dio de alta en 1997 y su objetivo siempre ha estado tipificado como la compraventa y explotación de bienes inmuebles y la compraventa y explotación de productos de campo y ganado. En la actualidad está valorada en 3,9 millones de euros, una cifra elevada y que corresponde a las expectativas, pues se invirtió mucho cuando se constituyó, en concreto su capital inicial fue de 1,8 millones de euros.
Casi cuatro millones en su empresa matriz
Cetrina SL es la matriz desde la que pendían el resto de las sociedades, también las que antes compartía con la madre de sus hijas. Es desde la que se lleva la explotación de la finca que lleva el mismo nombre de la empresa en Jaén, y desde la que se gestiona por tanto el aceite de sus olivas. En este caso las cifras no se quedan atrás, pues se puede hablar de un capital social de 3,5 millones de euros y un total activo de 3,9 en el último año fiscal.
Unos números que quizá también sean el objetivo de la última de sus sociedades, la que dio de alta en 2022 junto a Ana Soria, ‘Kraneveitte’s 22’ con el objetivo de la “promoción inmobiliaria, la promoción, construcción, venta y arrendamiento de edificios, locales y viviendas, así como la tenencia, adquisición, compraventa de fincas rústicas y urbanas, su parcelación y urbanización, arrendamiento no financiero, explotación y alquiler de bienes inmuebles”.
Por ahora ni ha presentado cuentas ni parece tener actividad, pero quizá en esta nueva etapa sea cuando se pongan manos a la obra para darle un sentido a esta empresa en la que ambos son administradores solidarios, lo que quiere decir que tienen que ponerse inevitablemente de acuerdo para hacer cualquier movimiento al respecto de ella.
Y además de esto cuentan con un amplio patrimonio, él tiene la finca y diferentes locales comerciales y naves ubicadas al sur, entre Fuengirola, Torremolinos y Úbeda. Y juntos tienen la casa de Almería en la que viven. Es decir, no les va mal y pueden plantearse esta nueva forma de vida al margen de los ruedos con mucha tranquilidad, pues tienen patrimonio suficiente para no sentir urgencia, pero parece evidente que ya están trabajando en los que serán sus nuevos quehaceres a partir de ahora.