La emotiva reacción de Rebeca tras hacerse público que podría ser hija de Jesús Hermida

Su madre ha concedido una entrevista a un diario digital en la que así lo afirma

Rebeca

Con los ojos llorosos, Rebeca reconocía en ‘Cazamariposas’ que jamás le había preguntado a su madre si Jesús Hermida era su auténtico padre. La bomba estallaba con unas declaraciones de Franciska, progenitora de Pous, a El Español donde contaba lo que siempre había callado: su hija no era fruto de su matrimonio con José María Pous, sino de su amor prohibido con uno de los periodistas más importantes del país.

“Hemos hablado después de la que se ha montado…”, la rubia admitía estar visiblemente incómoda pero, sobre todo, muy descolocada. Este secreto que su madre llevaba décadas ocultándoselo ha supuesto un terremoto emocional en su vida. No podía parar de llorar, la de ‘Duro de pelar’ estaba más afectada que nunca. Ella no ha tenido reparos en hablar de su vida privada y hasta aireó su supuesto affaire con Fran Rivera en una canción, pero esto le ha cogido por sopresa. Jamás pensó que su origen sería tema de debate. Jamás pensó haber vivido en una mentira.

No podía articular palabra, “la historia es de mi madre, que le pregunten a ella… han dicho que las dos estamos metidas en esto, ¿pero qué me estás contando?”, decía enfadada. Más adelante, en el programa en el que colabora, trató de calmarse y pudo expresarse. “Yo, hasta que me muera, soy hija de José María Pous. Lo demás me importa una mierda”. Había pasado del shock a la rabia. Quería dejar claro que, aunque su madre haya concedido esa entrevista, ella no siente nada de lo expresado en esta. Rebeca ha querido mantenerse al margen desde que ha saltado la noticia, “la que me ha caído es grande”. Aseguraba no tener ninguna intención en querer iniciar la investigación pertinente, pedir pruebas de ADN y demás, que podrían arrojar a la luz su auténtica procedencia. “Cuidé de mi padre 16 años cuando enfermó, dejé mi profesión en Latinoamérica y para mí es mi padre. No se si habrá otro biológico, y si fuera este señor al que admiro, o el vecino del sexto, me parecería bien. No va a cambiar nada mi vida, ni quiero nada, ni voy a buscar nada. No quiero un apellido”.