El análisis que la psicóloga Lara Ferreiro realizó para la revista Lecturas sobre la figura de Pelayo Díaz Zapico en ‘Supervivientes 2025’ aún colea. La experta, tras observar de manera detenida al concursante, detectó que estábamos ante el gran estratega de la edición debido a su altísima inteligencia.
“Estamos hablando de un perfil muy inteligente. Y, muchas veces, cuanto más inteligencia, más capacidad para la estrategia”, diseccionó para Lecturas. Según Ferreiro, Pelayo ha entrado en el reality teniendo muy claro los pasos que debe dar y los está siguiendo al pie de la letra. Esto le ha convertido en uno de los grandes objetivos de las críticas, tanto de sus compañeros, como de los espectadores, que creen que está llevando a cabo un papel. Su madre, su gran defensora en plató, no ha podido seguir callándose más y ha respondido a todos, incluyendo a la psicóloga que realizó un dibujo emocional de su vástago.
Elena, madre de Pelayo: "Es lo más normal del mundo"
“Pelayo tiene una necesidad impulsiva de ganarse el afecto de sus compañeros y del público”, contó Lara Ferreiro en conexión con ‘El programa de Ana Rosa’, y señalaba que este comportamiento podía provocar en él “un desbordamiento emocional”.
Telecinco
Elena Zapico, cuando visitó el programa de Telecinco, quiso, una vez más, sacar la cara por su pequeño, contestando a Lara. “A todos nos gusta gustar y que nos quiera todo el grupo, lo veo lo más normal del mundo”, decía convencida. “Si yo fuera la que estuviera allí con todas las personas en contra mía… si hablo porque hablo, si soy bueno, porque soy bueno, si soy malo porque soy malo… yo abandonaría”.
Elena entiende a la perfección el comportamiento de Pelayo y lo defiende porque ella habría hecho lo mismo. “Claro que a mi hijo le gusta gustar y que le quieran, por supuesto. ¿A quién no? ¿Qué quieren los demás? ¿Que les den azotes? A todos nos gusta gustar, hasta yo, que soy mayor, me gusta gustar”.
La persona que mejor conoce a Pelayo Díaz
Ni su novio ni su ex. Su madre se ha convertido en la mejor defensora que Pelayo podía haber elegido. Va a muerte con el influencer y le entiende mejor que nadie. Ella no solo le ha traído al mundo y le ha criado, sino que, además, comparten una forma de ser muy parecida.
Para ella, en el comportamiento del experto en moda no hay ninguna clase de estrategia. Este solo obedece a uno de los deseos más primarios del ser humano: buscar cariño. Y, a veces, para conseguirlo, uno es capaz de cualquier cosa. Pero, a ¿qué coste?
Telecinco
A eso se refería Lara Ferreiro cuando analizó al de ‘Supervivientes’. Es perfectamente entendible esta búsqueda del amor, que, al final, no es otra cosa que aprobación y validación. Pero cuando esto no está nivelado de manera correcta, uno corre el riesgo de descontrolarse y de darle más importancia de la que realmente tiene. Buscar fuera de nosotros mismos, este anhelo solo provoca miedo y falta de autoconfianza, de ahí que ella hablar de ese “desbordamiento emocional” producto de esta “necesidad impulsiva” que la especialista ha detectado.
Los dos Pelayos que conviven en uno mismo
Si a todo esto le sumamos que Pelayo Díaz es un hombre con una inteligencia destacada, como se ha podido comprobar no solo por cómo ha gestionado su carrera profesional, sino, también por haber entrado en una de las escuelas de moda más prestigiosas del mundo entero, solo accesible a grandes genios de la industria como Stella McCartney o Alexander McQueen; tenemos un cóctel explosivo del que Zapico trata de desenvolverse lo mejor que puede.
En él convive lo cerebral, producto de su elevado cociente intelectual que le permite ser ordenado, metódico y estratega; con otro lado mucho más visceral que le provoca ese deseo primario de buscar cariño a toda costa. Dos Pelayos pugnando por ver quién ve la luz. A ratos gobierna uno, mientras que en otros aflora su contrario. Y los dos son perfectamente válidos, pero gestionarlos debe de ser tremendamente complicado; quizás por eso Díaz Zapico resulta tan interesante. Él es poliédrico. Resulta complejo y eso fascina. A ratos es un villano, un provocador y un ‘enfant terrible’; mientras que a otros es un animalillo perdido con los ojos vidriosos que solo busca un poco de ternura.
Y esto es lo que gusta de él. Pelayo siempre sorprende y nunca deja indiferente. Pocos le entienden, lo que hace aún más especial el vínculo de este con su madre, que parece tenerle calado a la perfección. De tal palo, tal astilla.