'El Hormiguero': El doctor Pedro Cavadas le cuenta a Pablo Motos el accidente que ha sufrido con su serpiente

El doctor, que ha aparecido con el dedo vendado, ha explicado que ha sufrido un percance muy doloroso con su animal

Pedro Cavadas

El doctor Pedro Cavadas ha visitado esta noche ‘El Hormiguero’ y más allá de todo lo que ha contado acerca de la pandemia y de su experiencia profesional… ¡Su dedo se ha convertido en protagonista! Desde el momento en el que ha hecho aparición en el plató, su dedo ha llamado mucho la atención porque lo llevaba vendado. Pablo Motos ha querido saber el motivo de su lesión y el doctor ha sorprendido muchísimo con la anécdota que le ha llevado a estar así.

“Seguramente la gente que te haya visto así pensará que te lo has hecho con un bisturí”, le ha dicho el presentador. Pero el daño que se ha hecho en el dedo no tiene nada que ver con su profesión. La culpable de que se haya tenido que poner una venda ha sido… ¡Su serpiente! Cavadas ha contado que tiene uno de estos reptiles en su consulta y que le ha mordido, de ahí el vendaje. "Me ha mordido mi serpiente, tiene tres metros, empieza a ser un poco grande para manejarla. Me pegó un mordisco en el dedo, se me enrolla, sangré y al final mordí a la serpiente”, ha contado sobre cómo sucedió todo ante la estupefacta mirada de todos. El percance ocurrió cuando fue a darle de merendar. "Ayer a mediodía, como iba con prisa y le tocaba merendar, fui a echarle la rata y me pegó un mordisco en el dedo, se enrolló y claro, cuanto más estiras más aprieta”, ha relatado sobre el curioso momento.

Pedro Cavadas EH

Además, al intentar quitársela lo pasó fatal porque le llegó a coger las dos manos y “allí me quedé, con las manos enrolladas y rodeado de serpiente por todos lados, todo lleno de sangre”. Y si con este capítulo ha sorprendido, lo ha hecho todavía más con el relato de cómo logró que se desenganchara el animal. "Al final se me ocurrió un truco que es morderle a la serpiente. Porque hay veces que cuando cogen mal a la presa, si muerden a la serpiente esta la suelta, ha contado sobre la solución. Así que “estuvimos un buen rato mordiéndonos, soltó con ganas de más. Abrió la boca, conseguí sacar el dedo, busqué el ratón y se lo merendó tan feliz, dejándome el dedo como una morcilla”.