Ya lo podemos afirmar rotundos: ‘Palmeras en la Nieve’ ha sido la película de las Navidades (con permiso de ‘El despertar de la fuerza’). El film de Fernando González Molina ha cosechado un enorme éxito en taquilla y ya lo han visto más de un millón de personas en España. Y algo tendrá el agua cuando la bendicen, en este caso el cacao, que se convierte en un protagonista más en esta cinta plagada de amor; por eso te desgrano las claves del éxito en taquilla de la peli:
- El romance real de los protagonistas. No lo negaré. Tiene un morbo enorme ver cómo Killian se enamora de Bisila, a la vez que Mario Casas caía rendido a los encantos de Berta Vázquez. Lo que sucede entre ellos en pantalla solo se puede llamar de una manera: magia.
- Mejor dicho, ¡los romances! Si Mario y Berta se 'chalaron' el uno por el otro, a la otra protagonista, Adriana Ugarte, le pasó algo parecido, pero a ella con un miembro del equipo de producción. ¿Qué les daban de desayunar en ese rodaje?
- Su fotografía. Simplemente impresionante. Su director de foto, Xavi Giménez, crea una imagen tan idílica y real, que hace que te sumerjas de lleno en lo que estás viendo en pantalla. De pronto te parece estar con la nieve hasta las rodillas en Huesca, como sientes el calor de las plantaciones de cacao en Fernando Poo.
- Los paisajes. Se te caerá la boca al suelo cuando veas con vista de pájaro los acantilados, playas, plantaciones, montañas y senderos que dan color a este filme y lo convierte en uno de los más hermosos del año.
- La historia clásica. Los que echan de menos los romances imposibles, las rencillas entre hermanos, los misterios familiares… enhorabuena, esta cinta reúne todos los elementos de algunas películas clásicas que nos hicieron soñar tiempo atrás.
- La canción de Bisila. Si la habéis escuchado, ya sabéis a qué me refiero. LAGRIMONES. (A partir del minuto 3)
- Los posters. Qué desapercibidos pasan los carteles y demás productos de promoción. En España, lamentablemente, no se cuidan mucho estos detalles y los de 'Palmeras en la nieve' resaltan toda su épica.
- Sus actrices. Adriana Ugarte, Berta Vázquez y Macarena García. Las tres están enormes. La primera, valiente e intrépida, la segunda tierna y entregada, y la última, inocente y llena de vida.
- Emilio Gutiérrez-Caba. Su personaje, Antón, es el padre de Mario Casas y quien le enseña a saber amar y apreciar la tierra en la que están trabajando. Tiene una de la mejores frases: “La vida es como un tornado. Paz, furia, y paz de nuevo”.
- Mario Casas abandona la pose chulesca para ser, primero un pipiolo algo inocentón, a un hombre con las ideas muy claras, con un gran carácter.
- El vestuario. ¿Qué tienen los años 50 que resultan tan atractivos, estéticamente? De las lujosas fiestas de los españoles, a las juergas en San Antonio, hasta llegar a la belleza de los looks guineanos, todos ellos con estilismos memorables. Sí, incluidos las bermuditas de explorador de Killian.
- Aprender algo de nuestra historia en Guinea. Aposentarse casi 3 horas en la sala de cine y después salir con la lección de historia aprendida es algo estupendo. Descubramos qué pasó en una de las colonias españolas, qué tensión se vivía en el país y cuál era el auténtico clima social.
- La novela en la que se basa. Luz Gabás puede estar tranquila, la versión que ha hecho González Molina de su libro le hace totalmente justicia. Los fans de su lectura tampoco se sentirán decepcionados.
- La promesa de amor eterno con la que no puede ni por el paso del tiempo, ni la enfermedad.
- El placer que se siente viéndola se asemeja a disfrutar de una buena taza de cacao calentita, sorbo a sorbo, y disfrutando cada instante de su sabor intenso, dulce y con un punto de amargor.