Después de uno de los años más complicados para Guillermo (42 años) tras el cáncer de su padre y de Kate Middleton, el príncipe no levanta cabeza. Si durante las últimas semanas parecía que el hijo de Carlos III había empezado a disfrutar, sonreír y acudir a los eventos reales más animado, este lunes 7 de abril el duque de Cambridge ha recibido la peor de las noticias: Graham Craker, su exguardaespaldas, ha fallecido.
El profesional, que fue una persona muy importante tanto para Guillermo como para Harry cuando Diana murió, trabajó como guardia de seguridad para la familia real británica cuando eran niños. De hecho, durante el funeral de Lady Di los acompañó detrás del coche fúnebre mientras este era trasladado desde el Palacio de St. James hasta la Abadía de Westminster, donde se celebró la misa de despedida. Sin duda uno de los peores momentos en la vida de los dos jóvenes.
Las imágenes del día lo mostraron sentado en la parte delantera del coche fúnebre que llevaba a la princesa a Althorp House, su lugar de descanso final. También se le vio quitando flores del parabrisas junto a los miles de seguidores de Diana que se congregaron a lo largo del camino con gran tristeza.

Graham estuvo durante los peores momentos para Guillermo.
GTRES
"Estaba de pie en la parte trasera del coche fúnebre cuando Guillermo levantó la vista y me saludó. Lo miré y asentí. El príncipe heredero se sintió reconfortado al saber que estaba con su madre en su último viaje", contó Graham en una entrevista en el 'New York Post', donde aseguró además lo que más le llamó la atención de aquel momento multitudinario. "Lo que me sorprendió fue cuando entramos en la M1 en dirección norte es que incluso el tráfico en dirección sur se había detenido. La gente salió de sus coches para hacer una reverencia en señal de respeto", contó-
Graham, que se jubiló en 2021 tras 35 años en la policía metropolitana (15 de ellos como guardaespaldas real) fue tan importante para los hijos de Carlos III que incluso sale en las tan criticadas memorias de Harry: "El conductor tuvo que detenerse constantemente para que el guardaespaldas pudiera salir y limpiar las flores del parabrisas. A Guille y a mí nos gustaba mucho. Siempre lo llamábamos Crackers. Nos parecía divertidísimo".
Era tan querido por el futuro rey de Reino Unido que incluso fue invitado a la boda con Kate en 2011 y la difunta reina Isabel II lo condecoró como miembro de la Real Orden Victoriana por sus servicios a la familia. Al jubilarse, Graham además se ofreció como voluntario para organizaciones benéficas en Ware, incluyendo el centro creativo Southern Maltings.
"Hoy, con gran tristeza, debemos compartir que nuestro amigo y colega, Graham Craker, ha fallecido tristemente. Nos ha acompañado en nuestro viaje casi desde el principio y ha estado detrás de la barra durante todo este tiempo, asegurándose de que todos lo pasáramos genial. Si bien para las personas más importantes de su vida era el mejor padre y abuelo, para nosotros era un valioso amigo y colega. Era el único voluntario que tenía un juego de llaves del edificio. Tal era la confianza y el respeto que sentíamos por él que no era nada raro encontrarlo por aquí, incluso cuando no había ningún evento, porque quería asegurarse de que el bar estuviera limpio, abastecido y listo para todos Nuestro más sentido pésame a su familia y a todos los que lo conocieron. Descansen en paz, Crackers. Nos aseguraremos de que se te recuerde y brindaremos por ti esta noche.", han escrito sus amigos de la organización benéfica.
El mayor apoyo de Guillermo y Harry
Si hubo una persona que estuvo muy presente en los peores días de Harry y Guillermo ese fue Graham, que hace años contó cómo vivió la muerte de Lady Di tras el accidente automovilístico en París en 1997. "Bajé sigilosamente las escaleras hasta el teléfono de la casa y llamé a la oficina de guardia en el Palacio de Buckingham. Dijeron que había informes de que hubo un accidente y que Dodi Fayed había muerto y la princesa tenía un brazo roto", relató.
Eso sí, el guardaespaldas tiene clavado en su mente cuando recibieron la noticia de que Diana también estaba muerta: "Fue un momento de gran incredulidad y obviamente de un gran dolor. Intentas sobrellevarlo lo mejor que puedes, pero te conmueve mucho", explicó. "Quizás lo más emotivo fue ver a Guillermo a la mañana siguiente. Le vi paseando a su perro fuera, me acerqué a él y le dije: 'Lamento mucho lo que ha pasado'. Y él con mucha tristeza me lo agradeció'", contó Graham.