Las dos personas, desconocidas hasta ahora, que acompañaron a María Teresa Campos hasta el final

Terelu Campos desvela los dos nombres de las personas que no se separaron de María Teresa Campos y que fueron esenciales en sus últimos meses de vida

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

Alejandra Rubio y Terelu Campos

“Ella sentía el cariño”. Terelu Campos (58 años) tiene muy claro que, en la etapa final de su madre, en la que más sufrió debido al deterioro cognitivo que presentaba, lo que más le ayudó fue sentir el amor incondicional de sus hijas, sus nietas, de Leo, Gustavo y, también dos personas que, hasta ahora, habían permanecido en el anonimato. Hoy, en ‘Mañaneros’ con Jaime Cantizano, ha querido darles su sitio. 

Debido a su enfermedad, a María Teresa Campos le costaba entender y hacerse entender, pero las muestras de afecto las comprendía a la perfección. Y era lo mejor que podían ofrecerle todo aquel que estaba a su lado. “Siempre estábamos a su lado dándole la mano, acariciándola, y ella lo ha sentido. Lo ha sentido de nosotras, de Leo y Gustavo. Y quiero agradecer a dos personas, Blanca y Yolanda, que nos ayudaron mucho en estos últimos meses”. 

Terelu Campos le ha contado a Jaime Cantizano que si ella y su hermana Carmen pudieron seguir acudiendo al trabajo y manteniendo una vida, más o menos, rutinaria, fue gracias a estas dos profesionales que acompañaron a la familia en uno de los momentos más complicados. “Con Blanca mi madre tenía algo especial. Le daba mucho cariño. Cuando la vi en el funeral el pasado lunes y me dio un abrazo que me puse a llorar”, ha desvelado. 

Desde enero, a pesar de que primero presentó una mejoría, “conseguimos que engordara tres kilos”, la salud de María Teresa Campos cayó. Fue entonces cuando se les planteó la necesidad de contratar a personas especialistas en trabajo con personas mayores y en una situación parecida a la de la periodista. Y la vida, en un magnífico regalo, les puso delante a estas dos profesionales. “En el funeral, le dije a Blanca, ‘qué bien lo habéis hecho’”, contaba emocionada. 

Sin ellas, sus hijas no habrían podido atender a sus otras responsabilidades. Y María Teresa Campos, una profesional como ella, entendía a la perfección que tanto Carmen como Terelu tuvieran que seguir al pie del cañón. “Ella estaría feliz de que nosotras siguiéramos con nuestras vidas”; le decía a Jaime Cantizano. Además, Terelu está convencida que esta vuelta a la que fue su casa, los comienzos de su carrera, es una señal y casi un regalo de su madre . 

Las personas de confianza de Terelu

En este difícil proceso, Blanca y Yolanda no han sido las únicas personas esenciales para Terelu Campos y el resto de la familia. La presentadora siempre tiene buenas palabras para Leo, que trabajó junto a María Teresa Campos más de treinta años, y que, al final, se sentaba a su lado, dándole la mano y susurrándole palabras de cariño y ternura. Y, por supuesto, a pesar de la polémica, tampoco puede dejar fuera a Gustavo, que empezó como chófer y acabó siendo un hijo más para ella. 

"Al final, Gustavo le decía: 'Teresa, lánzame una sonrisa'", y ella se deshacía en un gesto para él. Actualmente, el ex chófer de las Campos es concursante de 'GH VIP 8' lo que le ha valido numerosas críticas. Palabras que las hijas de la presentadora fallecida han querido parar asegurando que él siempre lo hizo bien con su progenitora y que, ahora que ella no está, está en todo su derecho de continuar su vida. Elija lo que elija y, siempre, respetando la memoria de su madre; algo que saben que hará. 

Desde que María Teresa Campos falleció, las palabras de agradecimiento a Gustavo y a Leo han sido constantes por parte de Terelu. La hija mayor de la comunicadora ha querido destacar la estupenda labor que han hecho, no solo como trabajadores de toda la vida, sino como amigos. Han sido familia en los momentos de mayor angustia y pesar y han logrado hacerse un hueco, para siempre, en el recuerdo de las hermanas Campos, que siempre se sentirán agradecidas con ellos por todo el amor que le supieron brindar en sus últimos días a la que un día les dio la vida.