Probablemente, Ana Boyer jamás pensó que su vida sería como ha terminado siendo. De los hijos de Isabel Preysler siempre fue la más estudiosa, de hecho, ella misma presumía de ello (en el buen sentido) cuando tenía ocasión, pues siempre le gustó estudiar. En 2012 se licenció en Derecho y Administración y Dirección de empresas, y muy poco después, en un momento muy agridulce de su vida, pues su padre, Miguel Boyer, ya había sufrido el ictus que marcó sus últimos años de vida, comenzó a trabajar en un despacho de abogados.
Pero en 2013 conoció a Fernando Verdasco, en 2014 formalizaron su noviazgo y ya todo cambió. Ella primero pidió una excedencia y después la baja definitiva de su puesto. En 2014 falleció su padre, lo que supuso un momento una etapa complicada para ella, que además nunca tuvo relación con sus hermanos por parte de este, y su refugio fue Verdasco. A mediados de 2015, Isabel Preysler comenzó su relación con el premio Nobel Mario Vargas Llosa, algo que, pese a ser una buena noticia, siempre se dijo que a ella se le hizo un poco cuesta arriba. Pero a día de hoy sigue muy unida a su madre, y es con ella con quien vive cuando está en España junto a su numerosa familia.
Instagram @anaboyer
Y es que en rápidamente cogió carrerilla con el tenista, se convirtió en su fiel compañera de viajes acompañándole en todos sus viajes para jugar, en 2016 se prometieron y un año más tarde, en diciembre, en la paradisiaca e importante para su padre isla de Mustique se dieron el ‘sí, quiero’. Y no tardaron en ampliar la familia, en 2019 llegó Miguel, en 2020 Mateo y el 2024 Martín. Un sueño hecho realidad, pues ambos deseaban ser padres y disfrutar de sus pequeños, algo que hacen entre Doha (Qatar) donde Fernando ya tenía casa y contrato cuando se conocieron, y España.
Cosmética junto a su madre, Isabel Preysler
Pero ¿Y en lo profesional? Ana nunca volvió a ejercer de abogada, pero tampoco dejó de lado todo lo que había estudiado, pues ha tenido varias iniciativas empresariales. Una de la mano de su madre y otra de la mano de su marido. La primera fue My Cream, la marca de cremas de Isabel Preysler compuesta por un sérum, un contorno de ojos y una hidratante que comenzaron a comercializar en 2014. Un proyecto que nunca fue del todo bien, de hecho 2021 fue un año catastrófico para la marca, que solo logró facturar 690 euros, en 2024 madre e hija tomaron la decisión de externalizar la gestión y confiaron en terceros para continuar con los productos en el mercado, y por ahora no se sabe si fue o no una decisión acertada porque no es posible consultar las cuentas más recientes, pero debido a que siguen vendiéndose un año más tarde, todo parece indicar que sí.
Gorras junto a su marido, Fernando Verdasco
Algo más personal fue Kokowi Brand, la marca de gorras cuyo distintivo era una etiqueta de una fruta en la parte frontal y lo colores muy vivos, y que durante un tiempo era habitual ver puestas a Tamara Falcó, Iñigo Onieva y los propios Ana y Fernando Verdasco.
Instagram @anaboyer
Eran la cara conocida de la empresa, y también parte de ella, pero ninguno de ellos mantuvo un papel activo nunca en la parte administrativa, para la que tenían a otras personas. Sea como fuere, lo cierto es que tampoco tuvo el éxito esperado, pese a que todos hicieron grandes esfuerzos por hacer publicidad a la marca, y a las gorras les añadieron gorros de invierno e incluso bañadores para verano.
Pero las cuentas nunca terminaron de cuadrar y aunque la tienda online sigue abierta y es posible hacer compras en ella, lo cierto es que la última colección que sacaron fue la de 2023 y la última vez que actualizaron sus redes sociales fue en diciembre del 2024, lo que da buena muestra de que se trata de una iniciativa en la que ya han decidido no depositar más esfuerzos.