Don Felipe y doña Letizia presiden los Premios Príncipe de Asturias

Cristina de Borbón Dos Sicilias y Pedro López Quesada

Si hay un día en que los príncipes de Asturias se sienten especialmente felices presidiendo un acto, es sin duda en la entrega de los premios que llevan su nombre, los Premios Príncipe de Asturias, que han tenido lugar este viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo. Don Felipe y doña Letizia llegaban al lugar acompañados de la reina doña Sofía.

Doña Letizia, fiel a sus costumbres, confió una vez más en su diseñador de cabecera, Felipe Varela, que ha sido el encargado de vestirla todos y cada uno de los nueve años que, como princesa de Asturias, ha acompañado a don Felipe. Solamente faltó en la edición de 2005, cuando estaba a días de dar a luz a su primera hija, Leonor. En esta ocasión, la XXXIII edición de los galadones, ha elegido un diseño en seda verde con cristales bordados y zapatos de ante del mismo tono. A su lado, doña Sofía ha optado por un conjunto de traje chaqueta en tonos grises.

Los premiados entraron en el teatro mientras la banda de gaitas Ciudad de Oviedo interpretaba el Himno Nacional. Entre ellos estaban el golfista José María Olazábal, Premio de los Deportes, el escritor Antonio Muñoz Molina, Premio de las Letras, Miguel Carballeda, director de la ONCE y Premio de la Concordia, la socióloga Saskia Sassen, premio de las Ciencias Sociales, el director de cine Michael Haneke, Premio de las Artes, Peter Gruss, Premio de Cooperación Internacional, los premios Nobel de Física Peter Higgs y François Englert, Premio de Investigación Científica y Técnica, y la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz, Premio de Comunicación.

El discurso de don Felipe emocionó a los asistentes cuando recordó la tragedia que se vivió en Santiago de Compostela el pasado 24 de julio, con el descarrilamiento de un AVE. Tuvo una mención para los casi ochenta fallecidos en el desgraciado accidente, así como para los entregados vecinos del pueblo de Angrois (A Coruña), "cuyos vecinos bajaron de inmediato a las vías del tren para salvar vidas, para ayudar a los heridos y colaborar con los servicios de emergencia, y para consolar a los familiares. La Princesa y yo, días después, escuchamos con gran emoción su relato". Antes de finalizar su discurso, el príncipe de Asturias mandó un mensaje de esperanza en estos tiempos inciertos, al recordar que España es "una nación que nunca ha claudicado frente a la adversidad ni ha renunciado a ningún sueño".