El domingo, a última hora de la tarde, Carmen Borrego volvía al hospital en el que su hermana Terelu había sido intervenida, solo un día antes, de una doble mastectomía. Lo hacía llevando la cena y, además, con una maleta con la ropa necesaria para hacer noche. No se piensa mover de su lado.
Carmen, que es una mujer cauta y en esto de no alegrarse antes de tiempo es experta, comentó que espera que “la sonrisa no se le borre con el paso del tiempo”. No tiene por qué. De hecho, para eso se interviene Terelu para que, en un futuro, no tenga que volver a pasar por un cáncer de pecho. Su hermana ha dicho que, tras la operación, está durmiendo mucho, “como tiene que estar. Tiene que descansar en estas primeras horas tras la intervención”.
Además, asegura que la colaboradora está con mucha calma. La primera noche la pasó “tranquila y sin dolor”. Por la mañana del domingo aún no la tenían en planta y Carmen esperaba que a media mañana se produjera el traslado, como así fue.
Otra de las visitas que han pasado por la Fundación Jiménez ha sido la de Alejandra Rubio, la hija de Terelu, que llegaba con una amiga dispuesta a dar todo su cariño a quien le dio la vida. La joven, que acaba de empezar la universidad, ha estado muy preocupada por su madre.