Meryl Streep (74 años), galardonada como premio Princesa de Asturias de las Artes 2023, no ha podido evitar emocionarse al llegar al Teatro Campoamor de Oviedo. Sin parar de saludar y recibida con el tradicional sonido de las gaitas y entre aplausos de los ciudadanos, la actriz se ha sorprendido por la gran ovación multitudinaria que ha recibido, casi eclipsando a Leonor y a la llegada de los reyes y la infanta. Muy feliz de estar en nuestro país para recibir este galardón, la intérprete de 'La duda' ha recibido un solemne aplauso al recoger su premio para después dar uno de los discursos más bonitos y completos sobre lo que significa la actuación y lo que le hacen sentir sus interpretaciones.
El discurso de Meryl Streep
"Sus majestades, altezas reales y distinguidos miembros del jurado princesa de Asturias. Estimados compañeros galardonados amigos. Estoy muy feliz de estar aquí esta tarde. De figurar entre los galardonados. En esta hermosa sala, donde si escuchamos podremos oír voces de nuestros héroes del siglo XX y nuestro siglo. Es muy difícil hacerme la idea de que estoy aquí. Una parte de mi sospecha que es porque he interpretado a personas extraordinarias toda mi vida ahora me toman por una de ellas. pero esto my agradecida por este reconocimiento al arte de mi vida, el trabajo de actuar, cuya esencia es un misterio incluso para mí", ha comenzado diciendo la actriz, muy emocionada e incluso balbuceando en algún instante.
"¿Qué es lo que hacen los actores realmente? El intangible don de metamorfosis del actor es lo que hace que sea didicil cuantificarlo o medirlo. ¿Qué importancia tiene para nosotros? Sé por mi misma que cuando veo una actuación que me gusta o me llama la atención puedo permanecer dentro de mí durante días o décadas. Cuando siento la alegría o el dolor de otra persona o me río de sus disparates, siento como si hubiera descubierto algo veraz. Me siento más viva o conectada, ¿pero a qué exactamente? A otras personas. A la experiencia de ser otra persona. ¿Cuál es la magia de esta conexión? La empatía es el corazón del don palpitante del actor y es la corriente que nos conecta y a mí y a mi pulso con el de un personaje de ficción. Puedo hacer que su corazón se acelere o calmarlo, según lo que requiera una escena. Y mi sistema nervioso conectado por simpatía al suyo lleva corriente hacia ustedes que están sentados en sus butacas. Todos sentimos que nos está pasando al mismo tiempo", continúa diciendo en su discurso Meryl ante un auditorio que no le ha quitado ojo y oído en algún momento.
"Por supuesto es más fácil estar conectado emocionalmente a la vida de personas parecidas a nosotros pero siempre me he sentido impulsada también a comprender ese otro instinto contra mi intuitivo que nos lleva a interesarnos por los extraños. Esa capacidad imaginativa que tenemos para seguir historias ajenas a nuestra tribu como si fueran nuestras. Me han criticado por alejarme de mi propia experiencia y vida, por irme demasiado de mi propia verdad, por hacer acentos, por hacer de hombre en alguna ocasión. Pero, ¿es una impostura querer abrazar el mundo o preguntarse o ver a través de ojos con otras experiencias? ¿Quién soy yo, una buena chica de clase media de Nueva Jersey, para meterme en la piel de la primera ministra del Reino Unido o de una superviviente polaca del holocausto? Ese no es mi área de experiencia. Un artista español español, Picasso dijo: "Pintar a los demás es necesario, imitarse a uno mismo es patético". Y otra gran artista española, Penélope Cruz, ha dicho 'no puedes vivir tu vida mirándote siempre a ti mismo desde el punto de vista de otra persona'", ha dicho la actriz intentando imitar a su compañera de profesión.
"Imito mal a Penelope. Persevero a pesar de los críticos porque el actor tiene que encarnar vidas que no son como la suya. Porque parte de nuestro trabajo es que cada vida sea accesible para el público, que está sentado en un teatro o streaming. Una regla que se enseña que se eneseña es que no debes jugar al personaje porque te hace estar fuera de sus vivencias. El compromiso que adquieres es mostrarlo desde su interior. El público juzgará. Cuando nacemos nos identificamos con los demás, sentimos empatía. Los bebés lloran solo con ver a otro sus lágrimas pero a medida que crecemos reprimimos esos sentimientos para suplantarlos a favor de una ideología o como un escudo. Y así llegamos a este triste momento de la Historia. En la universidad hice el vestuario de 'La casa de Bernarda Alba' de Lorca. En ella, Martirio grita "¡Pero las cosas se repiten. Todo es una repetición!". Él escribió su obra dos meses antes de su asesinato. En vísperas de otro cataclismo. Fue extraordinario que pudiera expresar a través de ella la sabiduría y una advertencia para el futuro. Los muertos deben tener voz a través del actor. Es un privilegio. El don de la empatía todos lo compartimos. La misteriosa capacidad de sentarnos entre extraños y poder experimentar lo que sienten otros. La empatía es acercamiento y diplomacia en un mundo hostil. Ojalá podamos hacer la otra regla de los actores: lo importante es escuchar. Gracias por hacerlo", ha concluido.