El dinero de Javier Ungría y Elena Tablada: su verdadera situación económica en medio de la guerra que mantienen

El exmatrimonio formado por Elena Tablada y Javier Ungría no termina de cerrar su historia a pesar de que hace ya dos años que tomaron caminos por separado

Noelia Zazo

Periodista especializada en corazón

Actualizado a 17 de noviembre de 2024, 12:48

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Cuatro años de matrimonio, casi seis de relación, una hija, un divorcio complicado y una guerra abierta, así podríamos definir la relación de Elena Tablada (43 años) y Javier Ungría (43 años). Se casaron en 2018 y se separaron en 2022, y desde entonces no ha habido tregua, ni acuerdos, ni cordialidad, ni nada que se le parezca. Su ruptura no fue en buenos términos y desde que se hizo pública las acusaciones entre ellos no han cesado, Elena llegó a contratar un detective para seguir a Javier, él ha confirmado que durante la relación acudió a terapia para lograr entenderse mejor con la hija mayor de Elena, y ambos, en sus respectivas entrevistas en televisión, además de en los juzgados, han dejado claro que piensan de manera muy diferente y que no están dispuestos a dar su brazo a torcer. Ahora, su lucha es por la educación de su hija pequeña, ella va a un colegio elegido por Javier y que él dijo que pagaría (según la versión de Elena) y ahora pide que como el resto de los gastos se afronte a medias, algo con lo que ella no está de acuerdo. 

Y se trata de una cuestión complicada, sobre todo porque atañe a la pequeña, pero pueden dar gracias porque es la única que tienen que tomar en común, puesto que el resto de su patrimonio no está ni ha estado unido nunca. Cuando se conocieron ambos tenían sus vidas encaminadas y así continúo siendo, nunca hicieron inversiones juntos, ni en empresas ni en propiedades, de manera que esa parte fue mucho más fácil a la hora de divorciarse, y ahora les evite un nuevo enfrentamiento.

Las propiedades de Elena Tablada y Javier Ungría

Durante su matrimonio vivieron en la casa de Elena, en la exclusiva urbanización La Moraleja en Madrid. Se trata de la casa en la que viven Elena y su hija mayor desde que esta se separara de David Bisbal en 2011, en el acuerdo de divorcio él compró esa casa para ellas con la condición de que en el futuro la propietaria sea la pequeña. Por lo que, de ninguna forma, aunque se convirtiera en el hogar familia de la nueva pareja de Elena, esa casa puede pertenecer a Ungría, puesto que en realidad es del cantante y lo será de su hija. 

En el terreno laboral, cuando Javier y Elena se conocieron ella estaba la frente de Etna, una marca que creó y que comenzó siendo de joyas para después pasarse al sector textil, se dio de alta en 2012 bajo el objeto social “comercio al por mayor y al por menor de toda clase de prendas para el vestido y complementos en general, así como accesorios del vestido y otras confecciones. la fabricación y venta de bisutería, bolsos, bolsas, maletas...” según reza el registro mercantil. Cuando aún vivían sus años felices, en 2020, este proyecto legó a su fin, y aunque la empresa sigue dada de alta, desde ese año tiene un cierre de la hija registral, por lo que tampoco se pueden consultar sus cuentas.

Javier Ungría y Elena Tablada en la espera de su hija.

Gtres

Durante este tiempo, Elena se ha dedicado a las redes sociales, donde cuenta con más de trescientos mil seguidores y hace colaboraciones pagadas de manera recurrente, y a la televisión, donde ha participado en diferentes programas, uno de ellos ‘Bailando con las estrellas’, un talent de baile que emitió Telecinco el pasado invierno.

Javier, por su parte, viene una familia de empresarios con sangre azul, es sobrino de Miriam de Ungría, princesa de Tirnovo, y viuda de Kardam de Bulgaria. Su padre, Javier, tiene diferentes negocios de inversiones, inmobiliarios y de propiedad intelectual y Javier hijo se formó trabajando en las empresas familiares, pero después quiso tomar su propio camino y creo Haches, un restaurante en pleno barrio de Salamanca de Madrid que ha logrado tener bastantes éxitos y mantenerse incluso en los momentos más duros durante la pandemia. Sus números son discretos, de hecho, el último año ha presentado leves pérdidas por valor de 12.000 euros, pero mantiene un total activo de 233.500, una cifra que no está nada mal.

Atendiendo a los datos no es difícil deducir que a los dos les va bien económicamente y que, aunque no lleguen a un acuerdo sobre ciertos aspectos, lo cierto es que ninguno necesita del otro para sobrevivir y a su hija en común no le va a faltar de nada. Un tema diferente es que ninguno quiera ceder y les esté costando encontrar puntos en común para cerrar definitivamente seis años de amor que evidentemente no eran tan idílicos como parecía en redes sociales. Pero ya hay un juez de por medio y antes o después les tocará poner punto y final a su relación, aunque teniendo en cuenta lo que les une jamás podrán dejar de saber el uno del otro.

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