El lunes recibía uno de los mayores golpes de su vida. Su sobrino Jaime González de Pablos perdía la vida a los 21 años tras ser arrollado por un tren. De nuevo, Nuria González volvía a revivir la tristeza y la angustia sentidas tras la muerte de su padre hace casi un año, después de una larga lucha contra el cáncer. Sin parar a pensar nada, se trasladó al tanatorio de Palencia, donde se ha instalado la capilla ardiente de su sobrino.
Las últimas horas han sido un repertorio de muestras de dolor sin consuelo y desolación, pero también de abrazos y gestos de cariño de Nuria y su hermana Yolanda hacia su hermano José María y su cuñada Marisa, destrozados por sobrevivir a su hijo.
La tragedia irrumpía en la familia de la mujer de Fernando Fernández Tapias en la noche del lunes, cuando el tren que circulaba a esa hora por la zona de Monzón de Campos, en dirección Madrid-Santander, arrollaba el vehículo en el que circulaban Jaime González y su amigo Victor Prieto, de 22 años.
La familia ha despedido a Jaime en una misa oficiada por el Padre Ángel, quien es gran amigo de la familia del joven fallecido. Fernando Fernández Tapias, que pasa por un momento delicado de salud y ha quedado en shock por la abrupta pérdida de su sobrino, no ha podido desplazarse hasta Palencia, donde las lágrimas y el llanto, sobre todo, de su mujer Nuria, de la abuela materna, Celinda Sánchez, y Andrea, hermana de Jaime, rompían el silencio.
La familia no ha estado sola y grandes amigas de Nuria, como Isabel Preysler, Teresa Viejo y Carmen Martínez-Bordiú han estado el el tanatorio para reconfortarles en estos momentos tan difíciles.