Su nombre va ligado a la polémica. Anna Tarrés saltó a la primera página de la actualidad después de que 15 gimnastas del equipo español de natación sincronizada publicasen una carta denunciado vejaciones en su método de entrenamiento. Tarrés fue cesada de forma inmediata por el presidente de la Federación española por supuestas malas prácticas con las deportistas. A partir de entonces, desapareció del mundo que hasta entonces había sido su principal dedicación.
Tarrés denunció a la Federación por despido improcedente y fue indemnizada, tal como pudo saberse después, con algo más de 380.000 euros. Lo que nadie esperaba era que en 2017 apareciese de nuevo en el mundo de la natación sincronizada como entrenadora de dos gimnastas chinas que llegaron a la final y se llevaron la medalla de plata. Fue entonces cuando ficho como entrenadora del equipo chino que ahora ha ganado el oro en los Juegos Olímpicos de París.
Siempre polémica y vehemente, poco se conoce de la vida de Anna Tarrés fuera de las piscinas. La entrenadora da pequeños detalles en sus entrevistas, sobre todo ahora que vive entre Barcelona, China e Israel.
La vida más personal de Anna Tarrés entre China e Israel
“En mi trabajo soy una persona muy exigente conmigo misma y con los demás, ya que considero que si te dedicas al deporte de élite es para llegar a lo más alto y eso sólo se consigue con trabajo, esfuerzo y sacrificio”. Así explicaba Tarrés cómo es en el trabajo en una entrevista para ‘El Español’. Algo que de lo que no ha quedado duda después de que varias gimnastas denunciasen el trato que dispensaba Tarrés durante los entrenamientos y las durísimas frases que les dedicaba.
“En mi vida privada soy bastante distinta”, apuntaba. “Me encanta divertirme, la fiesta, estar con gente. Soy muy abierta y sociable y me apasiona viajar, sobretodo para conocer nuevas culturas y nuevas personas. Creo que es muy enriquecedor mezclarte con gente de otros lugares, con otras costumbres y otras formas de entender la vida”. Tal vez ha sido este impulso el que la llevó a instalarse en China para entrenar a deportistas del país. Ahora ejercer como entrenadora que asesora al equipo de natación sincronizada.
Tarrés vive entre España y China. “Estoy a caballo entre Israel y China. Este año no he ido a Israel, ellas han venido a Barcelona y hemos hecho algún 'stage' en Barcelona y en Andorra”, aseguraba recientemente. “A China voy yo, unos diez días cada dos meses. Antes de las competiciones sí que hago una tirada larga, hay mucho contacto ‘online’”. Pocos eran los que imaginaban que, tras lo ocurrido, iba a volver a entrenar a un equipo olímpico.
El salto a la política tras el escándalo
Una vez fue cesada por la Real Federación española, Tarrés decidió dar el salto a la política. La entrenadora formó parte de la lista de JuntsxCat aunque nunca ha vivido de ello. Su dedicación al mundo de la natación sincronizada ha estado por encima de todo. Tarrés fue nombrada fue nombrada asesora técnica de México, Francia, Ucrania o Israel después de ser cesada en España.
El trato vejatorio que denunciaron las deportistas así como las frases denigrantes que esgrimieron en su carta hicieron que no se dudase ni un segundo en acabar con la estancia de Tarrés en la selección española. Insultos como “Sal del agua, gorda, vete al psicólogo” aparecieron descritos en los testimonios de las gimnastas. Un trato denigrante que la Federación atendió y que supuso el fin de su carrera en nuestro país. Ahora Tarrés ha vuelto a ganar el oro con el equipo chino en París.
"Me he sentido libre", reconocía en una entrevista. "He encontrado algo que se me da bien y que, además, está dando resultados". Sus métodos parece que no han cambiado. "Hoy, por ejemplo, hemos hecho un análisis de vídeo del ejercicio de ayer y les pregunto a las chinas, ¿cómo os habéis visto?", cuenta. "Ellas me dicen, ah, pues bien, estamos mejorando. Y yo les he dicho, perdonadme, pero lo he visto fatal. Claro, se han quedado... A alguna de ellas aún se le caían las lágrimas", recogen desde el portal 'Relevo'.
La polémica que supuso el cese de Anna Tarrés
"Esto es una dictadura y la dictadora soy yo". Las frases que denunciaron las gimnastas han quedado en la memoria de todos. Anna Tarrés salió por la puerta de atrás del equipo de natación artística español después de haber cosechado cuatro medallas olímpicas. La polémica llegó a tal punto que los aficionados a esta disciplina no podían olvidarlo al ver la victoria del equipo chino en los Juegos de París. Y es que el 'método Tarrés' no parece que haya variado en nada.
Incluso tuvo su reflejo en televisión. Cuando Tarrés estaba en la cima de la polémica fichó como jurado de 'Splash! Famosos al agua", el formato de Antena 3 donde celebrities realizaban saltos de trampolín. Allí se encargó de juzgar a nombres como Jesulín de Ubrique o el cantante Falete. Una aventura donde se convirtió en lo más comentado por su carácter y la vehemencia de sus palabras. No en vano, estaba más que acostumbrado a llevar las riendas de un equipo.