Roberto Leal estaba como un flan. No es para menos, tenía por delante la función de ser el conductor de OT en su regreso a TVE. Además, su antecesor, Carlos Lozano, no se lo había puesto fácil. Él fue, al parejo que los ‘triunfitos’, otro de los puntos fuertes del concurso. Suerte que ahí estaba Rosa López, que lo vivió todo en primera persona, para darle un consejo de lo más descarado.
“¿Cómo me estás viendo?”, preguntaba el sevillano a la ganadora de la primera edición, “muy bien, pero te falta una cosa: sacarte el palillo…”. Rosa y su naturalidad. Ella fue, sin duda, uno de los puntazos de la noche, tanto cuando se sentó a charlar con Roberto, como cuando pisó el escenario presentado su nuevo trabajo ‘Kairós’. Hoy, además, tenía pendiente visitar la Academia y reunirse con los chicos. Ella es la voz de la experiencia, y a quien deben de escuchar, además de a sus corazones. Rosa ya lo ha vivido antes y sabe de qué habla cuando les dice que lo más importante para un artista es el cariño que recibe a diario de sus seguidores, que eso es el auténtico triunfo. Bien lo sabe ella. Fue la número uno de su edición, quizás vendió menos discos si se la compara con otros compañeros pero nadie como ella cosechó más cariño, una simpatía que, 16 años más tarde, sigue teniendo. Sus fans jamás le han dado la espalda, pues ella ha sabido transmitirles lo vitales que resultan.
Sin duda, la nueva generación de triunfitos tiene mucho que aprender de Rosa. Su naturalidad, humildad, simpatía y, por qué no, ese descaro tan divertido que ayer sacó los colores al presentador.