Anna Ferrer y su madre, Paz Padilla, han tenido el fin de semana que nos hubiera gustado vivir a cualquiera. A ver quién es capaz de igualar su apuesta: sol, altas temperaturas, noches de fiesta, mañanas de playa y ratos muertos en la piscina. Os lo dijimos, insuperable. La joven estudiante asegura que este “break”, como ella lo llama, o descanso, como lo llamamos nosotros, era “necesario”. Lo que ella nos diga.
Y es que algunos de sus seguidores se han dado cuenta que eso de ‘necesario’ es muy relativo, porque la universitaria acaba de volver de pasar el Carnaval en Cádiz, donde también estuvo su madre, así que quizás se refiriera a que tenía que descansar de tanta fiesta que supusieron los días en Andalucía. Sí, iba a ser eso…
El caso es que las dos Padilla, que además de madre e hija son amigas íntimas, se han pegado unos días de verdadero relax sin que nadie las moleste. Según ha revelado la presentadora en su cuenta de Instagram, escogió un bonito hotel en Maspalomas, Gran Canaria, como regalo para Anna por su reciente cumpleaños, donde han podido gozar del sol y de las preciosas playas, mientras a los de la península nos castañeteaban los dientes del frío.
De paso, Anna ha demostrado en sus redes que como modelo de trajes de baño no tiene precio, posando con algunos de los bikinis que había echado en la maleta para hoy lunes volver a Madrid habiendo cogido algo de colorcito. Y que, de paso, las pecas aflorasen.
Paz también ha aprovechado para reencontrarse con un viejo amigo, Tato, de cuando comenzaba en el mundo del humor y del espectáculo. Dos días disfrutados al máximo y vividos al lado de la persona que más quieren. ¡Qué envidia (sana) la buena relación que une a Paz y a Anna!