Dani Martín, esto es lo que ocultan sus palabras cuando habla de los "ladrones"

El cantante hace un recorrido, sin dar demasiadas pistas a lo que han sido sus 18 años en la música

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

Dani Martín estrenará canción el próximo 20 de abril, y la ha llamado ‘Dieciocho’, que hace referencia a los años que lleva en la industria musical. En Instagram, ha querido hacer un breve repaso por lo que han sido estas casi dos décadas de trabajo y, en esta sinopsis de su vida, una palabra ha llamado la atención: “los ladrones”. Os contamos qué se esconde tras este desagradable pasaje que vivió Martín junto a su banda.

Era el año 2000 y, con las boy-bands pasadas de moda, otras formaciones se imponían. Regresaban las bandas al uso, con su cantante al frente del conjunto, batería, bajo y guitarras. Estos grupos eran la respuesta que la industria daba a los jóvenes que habían vibrado con Take That y los Backstreet Boys pero que ya estaban cansados de las ‘cantaditas’ y bailecillos. Ahora querían ser canallas. Y ahí estaba Dani y su Canto del Loco, dispuestos a reventar el panorama sonoro. El éxito no tardó en golpear a su puerta, y, como ocurre en muchas ocasiones, tras el éxito llegan los que se quieren aprovechar, a toda costa, de este. “Los ladrones” tomaron forma de representante, y en concreto de uno: Carlos Pancracio Vázquez Moreno, todo un ‘pez gordo’ en la industria que se hacía llamar ‘Tibu’. Él les hizo la cama. Mientras los jovencísimos artistas se pateaban los escenarios de toda la península, él se enriquecía a su costa.

Si en 2015 Belén Esteban descubrió que Toño le debía cifras astronómicas (casi 600.000 euros, que ella haya podido demostrar); 2013 fue el año de ‘iluminación’ para Dani y su pandilla. El grupo denunció a su representante por quedarse 222.000 euros de la gira que el grupo hizo en 2008. Ese dinero debió ir a parar a la sociedad que habían formado de manera conjunta, Personas Producciones SL, pero no fue así, sino que pasó a Airados SL, de la que Pacracio era administrador único. Por ello, el Tribunal Supremo le condenó por apropiación indebida, y obligó a Tibu a devolver lo que les debía, más una multa de 21.000 euros, correr con las costas del juicio y dos años de prisión.

El primo de David Otero hace balance y, a pesar de sinsabores tan amargos como este, él siente que todo su recorrido profesional y personal le ha compensado enormemente; y está seguro de una cosa: “Volvería a vivir todo porque me ha traído hasta aquí”. Y es aquí donde empieza un nuevo capítulo de su vida.