Para Rocío Flores Carrasco, irse a vivir con la familia de su padre, Antonio David Flores (41), fue la tabla de salvación a la que se enganchó para huir de un hogar que no consideraba el suyo, el de su madre, Rocío Carrasco Mohedano (40). Con ella y con el novio de esta, Fidel Albiac, vivió en Madrid desde que sus padres decidieron separarse siendo Rocío una niña y su hermano David, un bebé. De aquellos años, no obstante, a Ro le quedan los gratos recuerdos de su abuela, Rocío Jurado, y de su tía Gloria Camila (21), a quien quiere como a una hermana.
Rocío Flores cumple 21 años esta semana –el viernes 13–, y lo hace alejada de su madre y de esa casa en la que creció. A más de 500 kilómetros de distancia, en Málaga, Ro sigue con su vida.
La joven cursa la carrera de psicología y le interesa mucho el mundo de la moda. Ro luce varios tatuajes –uno de ellos, una gran catrina, una calavera mexicana, en la parte anterior del brazo–y se ha ganado ya por méritos propios un lugar como ‘influencer’ en las redes sociales, donde cuenta con miles de seguidores y donde da visibilidad a Olé y Amén, la boutique de moda que, en 2015, montaron en Málaga Olga Moreno y Carmen Flores Carrasco, mujer y hermana de Antonio David, respectivamente, y en la que Rocío figura como socia.
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