Aunque parece que cuando hablamos de Cristiano Ronaldo, lo que más resalta es su chulería y arrogancia, y su estilo de vida superficial, lo cierto es que son muchos los detalles sentimentales que ha tenido siempre con lo que realmente más le importa: su familia. Sus redes son un equilibrio entre ambición deportiva, estilo de vida lujoso y canto a la familia que ha construido y a la que se mantiene muy unido. Su último gesto hacia ella lo ha tenido a través de una carta desde la plataforma digital 'The Player's Tribune' y con la que se ha retrotraído a su más tierna infancia.
Cristiano fue un niño feliz, a pesar de sus orígenes humildes, y a través de este conmovedor mensaje ha honrado la figura de su padre, José Dinis, un jardinero municipal de Madeira al que toda la familia Aveiro tuvo que decir adiós de forma prematura, tras su fallecimiento a los 52 años a causa de los estragos del alcohol.
A pesar de que no fue un camino de rosas, Cristiano le debe a su padre llegar hasta donde ha llegado, pues fue el primero en creer en él.
"Yo solo jugaba en las calles de Madeira con mis amigos. Y cuando digo “calle”, no me refiero a una callecita vacía. Quiero decir una calle. No teníamos porterías ni nada, y teníamos que parar el partido cada vez que pasaba un coche. Yo era muy feliz así", recuerda. Su padre hacía también de utillero del primer equipo en el que jugó, el CF Andorinha, y por él ingresó en el filial donde se "enganchó a la sensación de ganar". "Mi padre estaba siempre ahí, en la banda, con su barba y su uniforme de trabajo. Le encantaba", narra con cariño.
Su madre y sus hermanas no mostraron el mismo entusiasmo que José, pero finalmente, también acabaron siendo las admiradoras más incondicionales del pequeño Cristiano. Si ya sentía que su nivel era mejor que el de los demás niños, el apoyo de su familia fue el revulsivo que necesitaba para acabar de creérselo y tomarse verdaderamente en serio. "Estaban ahí. Y eso era lo único que me importaba", dice.
CR 7 hace en varias ocasiones la apurada situación económica de su familia, pero era solo un niño y, por aquel entonces el dinero no era un tema importante: "No teníamos mucho dinero en esa época. La vida no era fácil entonces en Madeira. Solía jugar con botas viejas que heredaba de mi hermano o que me prestaban mis primos. Pero cuando eres niño, no te preocupa el dinero. Solo te preocupa sentirte de una determinada manera. (...) Me sentí protegido y querido".
La decisión más dura que tuvo que tomar, con tan solo 11 años fue separarse de su familia para ingresar en el Sporting de Lisboa: "Todavía no estaba realmente preparado (...) y fue la etapa más difícil de mi vida". "Mi familia solo se podía permitir venir a verme cada cuatro meses más o menos. Les echaba tanto de menos que todos los días eran dolorosos", confiesa.
Unas circunstancias por las que pasó siendo muy pequeño y que le despiertan los mayores temores de solo pensar que si, a su hijo le picara el gusanillo del fútbol de élite, tendría que volver a vivirlo, pero desde el otro lado: “Me parece una locura cuando lo recuerdo. Mi hijo Cristiano tiene 7 años. Solo pensar en cómo me sentiría si dentro de 4 años estuviera ayudándole a hacer las maletas para mandarle a París o Londres… prefiero ni imaginármelo”.