Los corgis de Isabel II protagonizan la imagen más tierna de su último adiós en Windsor

Los corgis de Isabel II han querido despedirse de su dueña para siempre y también han participado en su funeral en Windsor

Carmen Navas
Carmen Navas

Peridodista especializada en Casas Reales

Isabel II

La reina Isabel II, junto a sus corgis en una imagen de archivo

Casa real británica

Durante toda su vida, Isabel II demostró su gran amor por los corgis. Desde que le regalaron su primera mascota llamada Susan cuando alcanzó la mayoría de edad, la monarca ha cuidado a una gran cantidad de perritos que se han convertido en su gran apoyo durante todo su reinado, ya que estaba muy unida a ellos.

Por ello, no es de extrañar que los perros corgis hayan tenido un papel importante en el último adiós de Isabel II. En un día tan emotivo, los pequeños animales han aguardado la llegada del cortejo fúnebre en el castillo de Windsor, por lo que han protagonizado la imagen de la jornada. Una presencia que muchos aseguran que se debe al deseo expreso y personal de Isabel II, aunque no hay confirmación oficial.

Isabel II

Los corgis de Isabel II participan en su último adiós en Windsor

GTRES

Cuestionados por dos personas de servicio, las dos mascotas de la reina Isabel II, que se llamaban Muick y Sandy, han contemplado la procesión a su llegada a Windsor. Plácidamente sentados, las pequeñas mascotas han protagonizado el último adiós más tierno de la jornada. No han sido los únicos que han estado presentes, sino que también se ha podido ver a uno de los caballos favoritos de la soberana, Emma.

Su presencia, además, no ha pasado desapercibida y el príncipe Andrés se ha querido acercar a saludar a los dos corgis, que precisamente fueron un regalo que le hizo a su madre hace poco más de un año para animarla tras el fallecimiento del duque de Edimburgo. De hecho, será él quien los acoja en el Royal Lodge de Windsor tras su triste pérdida.

Las mascotas de la reina Isabel II fueron sus incondicionales acompañantes durante toda su vida, ya que llegó a tener hasta 30 y, aunque los últimos perros que estuvieron junto a ella no eran descendientes de Susan, su primera mascota, han demostrado su lealtad hasta el final.