Así es la desconocida familia de Sara Carbonero, sus grandes apoyos en los peores momentos

Estos últimos meses están siendo bastante intensos para Sara Carbonero (40 años) que ha tenido que hacer frente a algunos problemas de salud de los que parece haberse recuperado del todo. Ahora, la periodista e influencer está viviendo diferentes aventuras que parecen estar ayudándola a crecer a todos los niveles. Mientras se encuentra inmersa en un intenso viaje junto a UNICEF y acaba de vivir la dolorosa pérdida de alguien cercano, hoy queremos ahondar un poco más en uno de los pilares más importantes del mundo de Sara y quizás de los más desconocidos: su familia.

La familia de Sara Carbonero, su gran y desconocido apoyo

Hace poco hemos podido ver a Sara realizando un gran viaje de amigas junto a algunas de sus mejores “comadres”, entre las que se encuentra, por supuesto, su amiga del alma, Isabel Jiménez (42 años), que ha acogido en su Almería natal a Sara y a otras conocidas amigas como Raquel Perera o Vanesa Martín. Es por todos conocida la bonita y cercana amistad de las periodistas, que se han convertido en grandes aliadas en los peores momentos de sus vidas, como cuando Sara tuvo que atravesar una grave enfermedad o se separó del padre de sus hijos, Iker Casillas. Pero Isabel no es la única que ha estado, y está, cerca de Carbonero, ya que su hermana y su cuñado son también dos grandes apoyos para ella.

Irene Carbonero (36 años) y su marido, Patricio Martínez, son dos de las personas más importantes para Sara, así como lo es Leo, el hijo de ambos y sobrino de la influencer. Ambas están muy unidas a Goyi Arévalo, la madre de las hermanas que vive en su pueblo natal en Toledo, Corral de Almaguer, pero Irene siempre se ha mostrado especialmente discreta, intentando vivir y estar alejada del universo al que pertenecer su hermana, queriendo ser todo lo desconocida que le sea posible.

 

 

 

 

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Es por eso que Sara apenas comparte nada junto a ellos en su cuenta oficial de Instagram, aunque hace cuatro años pudimos ver una imagen bastante sutil de Irene, que Sara quiso compartir con todos para dejar claro la gran importancia que tiene en su vida. “La vida nos hizo invertir los papeles y que tuvieras que cuidarme tú a mi, a nosotros, siendo la hermana pequeña. Una prueba que no te tocaba vivir pero que te ha hecho todavía más grande, escribía Sara, que quería agradecer a su hermana el haber estado junto a ella en sus peores y más frágiles momentos, dejando claro su gran y cercana relación: “Nunca te has quejado de nada, siempre al pie del cañón con una palabra positiva y un buen gesto, aún cuando la espalda se resentía de las noches de sofá en el hospital, o cuando el mismo día que empezabas un nuevo trabajo llena de ilusión, me operaron y tuviste que cambiar tus planes”.

El cuñado de Sara Carbonero, muy importante en su vida

Junto a Irene siempre está otro de los grandes apoyos para ambas hermanas, su marido, Patricio. Tal y como informan en ‘El Español’, este también está muy unido a sus sobrinos, Martín y Lucas, los hijos de Sara, y ha estudiado psicológica, la misma carrera que su mujer. A pesar de haber estudiado lo mismo, Irene lo hizo en el mismo centro en el que se licenció Sara, la Universidad Complutense de Madrid, mientras que Patricio hizo lo propio en la Universidad de Jaén, en la promoción 2007-2012. A pesar de haber estudiado eso, actualmente trabaja en una agencia de viajes de lujo, tal y como podemos leer en su perfil dentro de LinkedIn. De hecho, el citado medio asegura que este forma parte de la plantilla de QCNS Cruise Sam, una empresa líder en el sector de venta de cruceros online. 

El importante y duro viaje de Sara Carbonero

Tal y como hemos mencionado, Sara colabora como embajadora de UNICEF desde el año 2019, estando actualmente inmersa en su segundo viaje junto a esta asociación, uno que ella misma aseguraba iba a ser bastante duro. La periodista se encuentra en Panamá, donde ha compartido ya su primera publicación en la que ha escrito un emotivo texto: “Esto te lo pueden contar, pero no te haces una idea real hasta que lo vives. Cientos de familias atraviesan la selva del Darién con toda una vida a sus espaldas, buscando un futuro mejor”, comenzaba Sara.

“Cuando llegan a Lajas Blancas, donde nos encontramos, están exhaustos, algunos enfermos y muchos con miedo. Afortunadamente, UNICEF está recibiéndoles en este punto”, aseguraba una emocionada Sara, que afirmaba no poder “describir (porque no hay mucho tiempo ahora, ni muchas fuerzas), las decenas de historias personales que me dejaron el corazón helado”. Sin duda, un viaje que podría cambiarla para siempre.