La visita de William Levy a 'El Hormiguero' se produce en medio de una gran expectación. Y es que el atractivo actor se ha convertido en la sensación del momento gracias a su papel en 'Café con aroma de mujer' y hasta ha obligado a Pablo Motos a reforzar la seguridad en plató por si se 'desmadra' el público, en búsqueda y captura de una foto o cualquier recuerdo de la histórica emisión de este martes a las 21:45 horas que, seguro, no se perderá ni Mercedes Milá ni Alexia Rivas, admiradoras rendidas de William Levy, que harán de tripas corazón por sintonizar a la competencia.
El actor nacido en los alrededores de La Habana es de esos que se dice que es uno entre un millón, que tiene una energía fuera de lo común que hace que destaque entre los galanes latinos y brillen al nivel de Pedro Pascal, sin el espaldarazo que ha tenido este último. Levy, de 41 años, ha trabajado duro para salir de ambiente de pobreza extrema y arrastrando un doloroso drama familiar que han marcado irremediablemente su vida y también la relación que mantiene con sus hijos adolescentes Christopher y Kailey.
“En Cuba teníamos un panecillo por persona al día. Cuba es así", recordaba William Levy de su dura infancia, "cuando eres mayor te das cuenta de que tu abuelita o tu madre compartían el suyo contigo. Pasar por lo que yo pasé me ha enseñado a valorar la vida”. Su madre y su abuela, sus referentes más importantes –"mujeres fuertes"–, sin duda hicieron todo los sacrificios porque una situación tan complicada no le arruinara sus años más tiernos, pues otra circunstancia durísima ya le marcaría para siempre: el abandono de su padre. "Yo crecí sin papá", y aún así en el tono de actor no hay atisbo de reproche hacia su progenitor, del que ha dicho que "es un hombre y como tal no es perfecto. No se pueden guardar rencores y menos a la persona que te dio la vida”.
El pasado marzo, William Levy celebraba los 16 años de su hijo Christopher, fruto de su relación con la actriz Elisabeth Gutiérrez, de quien se separó este año tras casi veinte años juntos. Muy unidos, Levy ha querido transmitirle tanto a él como a su hija Kailey los valores de aquellas experiencias transformadoras y sobre todo, la lección de vivir sin rencores. Cuando nació su primer hijo cobraba solo 130 euros a la semana haciendo teatro en Puerto Rico. "Ser padre es lo mejor que me ha pasado", dice.
Con la sombra de la crisis en su relación, Levy, que tiene adoptados 36 niños a través de fundación mexicana Un Kilo de Ayuda, vive volcado en sus dos hijos. “Yo crecí sin papá. Ser padre es lo mejor que me ha pasado”, dice el actor. “Nunca dudé en tenerlo. A mi hijo no iba a faltarle nunca de nada, aunque tuviera que acudir a 15 trabajos al día”, ha contado el actor, que, a pesar de todo, habla con ternura de su padre.