Parece que lo de la semana pasada fue un espejismo. La reaparición de Charlene de Mónaco, junto a sus mellizos Jacques y Gabriella, y su marido Alberto fue algo único. Una raya en el agua. Pues ayer, el príncipe del estado asociado al lujo retomó su agenda en solitario. Ni rastro de su mujer. La princesa triste vuelve a estar completamente ‘missing’.
Con la mirada perdida, rictus apenado y siempre cerca de sus hijos, especialmente de Gabriella, Charlene reaparecía en Mónaco tras unas fotos de lo más comentadas realizadas para celebrar la Pascua. La princesa había pasado los últimos meses de su vida, prácticamente, recluida. Primero fue en Sudáfrica, se dijo que raíz de una infección que no le permitía regresar al principado, después, en una lujosa clínica en Suiza donde se recuperó de un “agotamiento”, que su propio marido explicó debido a la cantidad de interrogantes que despertaba. Pilar Eyre puso sobre la mesa el verdadero motivo: una cirugía estética que no salió como había sido planeada y que obligaba a la ex nadadora a ser, prácticamente, una reclusa de sí misma.
Pero poco ha durado su regreso. Alberto de Mónaco vuelve a ser único protagonista en un evento, asistiendo como invitado a la icónica The Artic Ocean Gala; una fiesta repleta de grandes fortunas y celebrada en Gotemburgo, Suecia. Se trata de una celebración que contaba con Sarah Ferguson como principal embajadora.
En el aire queda la participación de Charlene en dos de las grandes ocasiones de Mónaco: el Gran Premio de F1 de Mónaco, que se celebra a finales de este mes de mayo, y unos días más tarde el evento que organiza la propia fundación de la princesa, el Water Bike Challenge. Por no hablar del Baile de la Rosa, una verdadera institución, que este 2022 vuelve tras dos años cancelado. Será el 8 de julio y, por muy difícil que nos lo pongan Carolina, Carlota y cía. todas las miradas estarán puestas en otra mujer: Charlene.
Alberto de Mónaco ha reaparecido sin la compañía de Charlene