Es ya una más. Este miércoles la revista Lecturas llevaba a portada las primeras imágenes de Ainhoa Armentia con Claire Liebaert, la madre de Iñaki Urdangarin. Hasta ahora cada vez que se le preguntaba a la exsuegra de la infanta Cristina por la nueva pareja de su hijo esta aseguraba no haberla conocido. Y es que parece que el exduque estaba esperando a tenerlo todo atado y bien atado. Con el divorcio de la infanta ya sobre la mesa, Urdangarin ha decidido levantar las precauciones. Su relación con Armentia está ya más que asentada y hasta sus hijos la conocen. ¿Qué más había que hacer?
La ruptura de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin fue explosiva. La pareja emprendía caminos por separado durante un tiempo antes de tener el divorcio. Mientras la infanta se refugiaba en sus hijos y su trabajo, el exdeportista paseaba su amor con su nueva pareja en escapadas y viajes. Urdangarin cerraba la que ha sido, sin duda, la etapa más difícil de su vida. Encontraba el amor después de su salida de la cárcel y se esforzaba en reenfocar lo que sería su nueva existencia. El apoyo de Ainhoa Armentia era crucial para este nuevo paso.
Ahora, no solo a Iñaki le sonríe el futuro. Sus hijos, cada vez más mayores, también estrenan nueva vida. Algunos de vuelta a Madrid, otros todavía en el extranjero. Y mientras tanto, todas las miradas siguen puestas en la infanta Cristina. Liberada y más sonriente que nunca, no son pocas las voces que se preguntan cómo es su vida actual. ¿Seguirá los pasos de su hermana Elena tras el divorcio? La infanta no ha vuelto a tener pareja conocida aunque rumores no le han faltado.
La nueva vida de los Urdangarin: tres historias de amor
Mientras Iñaki Urdangarin asentaba su romance con Ainhoa Armentia, el amor llamaba a la puerta de algunos de sus hijos. Pablo, el único que ha seguido los pasos de su padre en el deporte, presentaba en sociedad a su novia Johanna. La joven no se pierde un partido del hijo de la infanta y allí, claro, coincidía con los padres y hermanos del joven. Parece que la relación nuera y suegra de Johanna y la infanta Cristina es cercana y cordial. Lo mismo ocurre con Irene Urdangarin, hermana de Pablo y una de sus mayores fans.
La benjamina del clan también estrenaba romance. A sus 18 años, Irene ha emprendido una nueva vida. Tras graduarse en Ginebra, ha regresado a Madrid con la excusa de sacarse el carnet de conducir. Irene se ha instalado en Zarzuela con su abuela y media qué quiere para su futuro. La hija de la infanta no logró entrar en la escuela de restauración que pretendían y necesita reencaminar sus pasos. Mientras tanto, eso sí, disfruta del amor. La hija de los exduques de Palma sale con Juan Urquijo, hermana de Teresa Urquijo y cuñado del alcalde de Madrid.
El romance de la joven y su nueva vida en Madrid mantienen a la infanta Cristina en alerta. La hermana del rey está preocupada por las decisiones que pueda tomar. Su estancia en Ginebra era mucho más privada y discreta. Ahora, en España, su hija vuelve a estar en el ojo del huracán. Además, sus intenciones de seguir los pasos de su prima Victoria Federica en las redes sociales es algo que no gusta nada a la infanta.
La vida de la infanta Cristina, ya divorciada
El cambio que se ha producido en la actitud de la infanta Cristina tras el divorcio es más que evidente. La hija de los reyes Juan Carlos y Sofía ha vuelto a sonreir. Después de muchos años bajo la sombra de la duda y la preocupación por el ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin, Cristina respira tranquila. Ha renovado su vestuario, su estilo y hasta se ha realizado algún retoque estético. La infanta vuelve a estar donde estuvo.
Los viajes a Madrid son constantes, tanto para estar con su hija Irene como para visitar a su madre. Incluso se encontraba con su hermano Felipe en un acto público. Pese a que, al menos en público, no se saludaron ni compartieron plano, esto hubiese sido impensable hace unos años. El escándalo de Urdangarin hacía que tanto el exdeportista como su mujer desapareciesen de cualquier presencia de la Casa Real.
Por el momento se desconoce si el amor también ha aparecido en la vida de la infanta. Esta vive a caballo entre Madrid y Ginebra, donde tiene su trabajo y piensa permanecer. Aunque, claro, ahora ya ninguno de sus hijos reside allí. Tanto Irene como Miguel han vuelto a Madrid. Pablo vive en Barcelona y Juan, el mayor, ejerce de acompañante de su madre cuando requiere asistir a actos oficiales. Es quien lleva ahora el peso de la familia.