El presente de Marius Borg (27 años) se recrudece. En medio del litigio legal contra la que fue su pareja por violencia de género, el hijo mayor de la princesa Mette-Marit, fruto de una relación anterior a su matrimonio con Haakon de Noruega, era detenido el pasado 18 de noviembre en Oslo tras ser acusado de violación. Tal y como ha publicado el portal 'NRK', la policía tiene en su poder un conjunto de vídeos que demostrarían el hecho. La prueba definitiva para llevarle a prisión.
"El hombre de 27 años es sospechoso de haber tenido relaciones sexuales con una persona que estaba inconsciente o incapaz por otras razones de oponerse a este acto", citaba el comunicado emitido por la policía noruega. Se trata de la tercera detención de Marius en los últimos meses, una situación muy delicada que está haciendo tambalear la estabilidad de la Corona noruega.
Primeras palabras del príncipe Haakon de Noruega
A lo largo de estos meses tanto Mette-Marit como su marido, el príncipe Haakon de Noruega, han estado muy pendientes de Marius. De hecho, el heredero llegó a cancelar de manera parcial su agenda oficial para acompañar al joven al centro de desintoxicación. No obstante, lejos de mantener un perfil bajo, el joven sigue generando importantes quebraderos de cabeza a la pareja real.
Mientras que Mette-Marit ha preferido guardar silencio, Haakon no ha dudado en compartir sus sentimientos de forma pública. El heredero a la corona noruega se encuentra en Jamaica con motivo de la celebración de la Cumbre de la ONU y allí le preguntaron directamente por el escándalo. "Me gustaría estar en casa...", ha asegurado con pesar el heredero a 'NRK' haciendo referencia al sufrimiento que le está suponiendo todo a su mujer. "Son acusaciones muy graves", exclamó al tiempo que se mostraba al lado de las víctimas y aseguró que es momento de dejar trabajar a la policía.
La situación es tan delicada que Haakon se ha visto en la obligación de cancelar su agenda internacional y volver a Oslo este mismo miércoles después de la primera reunión con el resto de mandatarios. Una cancelación de última hora de la que no se ha dado explicación alguna.
Estas nuevas declaraciones siguen la misma línea que las anteriores. Haakon no puede ocultar su preocupación no solo en lo que respecta a la Corona sino también a esa faceta familiar que afecta de manera inevitable a su mujer y a sus dos hijos.
Por su parte, Mette-Marit no tiene ningún acto pendiente, y es que desde hace meses se encuentra volcada en su salud después de sufrir un nuevo bache en la fibrosis pulmonar que padece. Su última aparición pública fue hace apenas unos días, un evento en el que se mostró relajada y visiblemente alegre, y es que nada hacía presagiar el nuevo escándalo que atormenta a toda la familia.
La Casa Real noruega, en el ojo del huracán por culpa del hijo de Mette-Marit
La llegada de Mette-Marit a la vida del príncipe Haakon supuso un fuerte quebradero de cabeza para los reyes. Plebeya, separada y madre de un hijo que por ese entonces tenía tres años y era fruto de un romance fugaz con un traficante de drogas. Nadie la quería, pero el amor del heredero fue tal que se enfrentó a sus padres llegando a amenazar con renunciar al trono.
No obstante, esta unión tuvo una serie de condiciones. Harald y Sonia aceptaban a Mette-Marit y su hijo Marius, pero este no formaría parte de la familia real. Algo obvio teniendo en cuenta que no es hijo de Haakon. A diferencia de sus hermanos pequeños, no tiene título de príncipe por lo que no tiene obligación alguna de asistir a los compromisos oficiales de la corona. A pesar de esta clara distancia, los escándalos del hijo de la futura reina habrían hecho tambalear los cimientos de palacio hasta tal punto que en Noruega se ha llegado a decir que la sucesión al trono estaría amenazada.
Respecto al complicado papel de Mette-Marit como madre y princesa, Thomas Luthmann, experto en realeza, asegura que es "legítimo" que la princesa quiera proteger a su hijo, pero también es importante que ella reciba apoyo y no pierda el foco de su propia salud. ¿Dónde están mis límites? ¿Cuál es mi función? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué no puedo hacer?, serían muchas de las preguntas que están atormentando a Mette-Marit en los últimos meses, respuestas que requieren asesoramiento de profesionales externos.