El rey Juan Carlos se encuentra más distanciado que nunca del resto de su familia tras su visita a Sanxenxo el pasado mayo. Lejos de solucionar su complicada relación con su hijo, el rey Felipe VI, su vuelta a España ha sido “demoledora” y las consecuencias “durísimas” tras la dura conversación que mantuvieron en el palacio de la Zarzuela, tal y como recoge Pilar Eyre en su blog de Lecturas.
Tras un fin de semana en Sanxenxo con una gran exposición mediática, don Juan Carlos y Felipe VI mantuvieron una dura conversación, en la que, aunque empezaron hablando de las condiciones de su visita a Galicia, terminaron recordando otros feos y momentos que han incomodado en el palacio de la Zarzuela.
Según Pilar Eyre, aquella reunión “fue crucial para las relaciones familiares: padre e hijo enfrentados, con Letizia y Sofía el emérito ni siquiera habló, no vio a la nieta y el viaje de vuelta a Abu Dabi lo hizo en unas condiciones anímicas terribles”. Todo, después de que los reyes se vieran cara a cara y Felipe VI mostrara su malestar por los comentarios que su padre “ha estado filtrando estos dos años de exilio a través de amigos, en los que el hijo y la nuera quedan como los malos de la película”.
Por ello, más allá de su exposición pública en Sanxenxo, el rey Felipe VI también mostró su malestar con su padre por los comentarios que había filtrado en los que señalaba a la reina Letizia como una de las culpables de su situación. Cabe recordar que la relación entre el emérito y la consorte nunca ha sido fluida, ya que ella siempre se ha mostrado muy dura ante todos sus escándalos.
A ello se suma que al rey Felipe VI no le sentó nada bien la arrogancia que su padre mostró durante su paso por Sanxenxo, en especial, cuando le preguntaron si tenía pensado pedir perdón. "Esa risotada y ese “¿disculpas de qué?” molestaron a su hijo, que hace tiempo tiene la esperanza de que el padre reconozca sus errores y pida perdón públicamente", asegura Eyre.
Unas palabras sobre la reina Letizia que ahora pasan factura al rey Juan Carlos, ya que, tras su visita, permanece “mudo, como su entorno” y en Abu Dabi, donde se encuentra “muy solo y con mucho tiempo para pensar y desesperarse”, hasta el punto que se estaría planteando pedir perdón