El documental 'Los Borbones: una familia real' ha centrado su cuarto episodio en Letizia Ortiz y en el arduo camino que tuvo que atravesar hasta ser aceptada y convertirse en la mujer del por entonces Príncipe de Asturias. No es ningún secreto que don Juan Carlos no veía con buenos ojos a la periodista para quien era una mujer "altiva, ambiciosa y con mucho carácter", de ahí que quisiera impedir su relación a toda costa.
A lo largo de este repaso que hacen en la docuserie no han pasado desapercibido todos los retoques estéticos a los que se ha sometido la reina Letizia en las últimas dos décadas. Se habla de rinoplastia, bichectomía, blefaroplastia, botox, ácido hialurónico, entre otros, además de haber estado en el foco de las críticas constante por su extrema delgadez, algo que llevó a la Casa Real a tener que desmentir a golpe de comunicado que padeciera anorexia. "¿Inseguridad o empoderamiento?", se preguntan desde el documental.
Carmen Enríquez, especialista de Casa Real, lo tiene claro: "Ese viacrucis estético es para contrastar la sobreexposición mediática". La por entonces princesa de Asturias era mirada con lupa en cada aparición pública y eso provocó que, según Enríquez, se escondiera tras multitud de retoques estéticos.
Esos primeros años en el palacio de la Zarzuela provocaron que la actual Reina perdiera esa frescura y naturalidad que enamoró a todos con aquel "déjame terminar" en la ya histórica pedida de mano. Así lo reconoce en el documental su amiga Sagrario Ruiz de Apodaca aunque con el paso del tiempo ha recuperado su lugar y poco a poco va dejando entrever esa faceta más espontánea. "Se ve a sí misma como la voz del pueblo en la Corona", concluye Fernando Ónega, amigo íntimo de don Juan Carlos.