El rey Juan Carlos ya prepara su demanda contra Corinna, por Pilar Eyre

A Juan Carlos le aterroriza pasar a la historia como un corrupto. Corinna llegó a acusarle de acoso y de pretender usarla como testaferro de su fortuna oculta en el extranjero

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Pilar Eyre

Periodista y escritora

Corinna Larsen
GTRES

Un suicidio. La demanda de Juan Carlos a Miguel Ángel Revilla ha sido el grito desesperado de una persona que ya no tiene nada que perder. Y el rey emérito no se va a quedar ahí. Según ha sabido esta cronista de fuentes muy cercanas, Juan Carlos ya está preparando una demanda similar contra Corinna. ¿Lo ha hecho aconsejado por alguien? No, su única consejera ha sido la soledad absoluta en la que vive. Está completamente solo, nadie le presta atención, su círculo de amigos se ha reducido tanto que se pasa el día rumiando los supuestos agravios que recibe, las críticas, según él infundadas, y las presuntas mentiras que aparecen en la prensa española.

Le atenaza el temor al futuro y vive obsesionado por dos asuntos: pasar a la historia como un corrupto y acabar sus días sentado en una silla de ruedas. Ha querido movilizarse, hacer una fundación, reclutar personas de prestigio, recurrir a Grandes de España y a viejos contactos para recuperar su nombre, para defender su honor, pero todo ha sido en vano porque los amigos que le prestaban su apoyo lo han dejado de lado.

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De hecho, los que han ido a su último cumpleaños no han vuelto a visitarlo, ni volverán. Cuando hablan de él menean la cabeza compasivamente, ¡ya no es “su” rey! No lo reconocen. Incluso en lo físico, porque Juan Carlos, que era el hombre más elegante del mundo compitiendo duramente con Carlos de Inglaterra, no presta atención a su forma de presentarse, a su atuendo, a sus gestos. ¡Se ha abandonado!

Pero además no hace caso cuando le hablan, no escucha, no dialoga, como todos los hombres encadenados a una obsesión solo vive para ella. Encima, con ese orgullo tan propio de su estirpe, cree que todo le es debido y que no es menester agradecer nada. ¡La legendaria ingratitud de los borbones! Como decía Alfonso XIII, “el favor se lo hago yo dejando que me hagan un favor”. 

Refugiado junto a Marta

Juan Carlos no es consciente de sus errores y de sus faltas y cree que nunca se ha equivocado. Piensa que todo es una conspiración para hundirlo capitaneada por la izquierda, los “letizistas”, periodistas y demás ralea. ¡Y Revilla que, según Juan Carlos, ha ganado ingentes cantidades de dinero por hablar mal de él y atacarle en su honor! ¿Y por qué ha elegido demandar a Revilla y no a un periodista o a Bárbara? Con Bárbara no se atreve porque “saca la metralleta”, con periodistas tampoco porque sabe que hay pruebas de lo que dicen y no puede exponerse a eso, además de que hay un gremio que los defiende, qué iluso, por cierto.

Revilla está fuera de la política, es un jubilado en tierra de nadie y la demanda no tropezará con eso tan temido que se llama opinión pública. Pero calculó mal, no pensó que la ciudadanía se iba a volcar con el expresidente cántabro porque cae bien y, además, detalle no pequeño, es una persona honrada, sin sombra de corrupción o comportamientos inadecuados, aparte de una verbosidad que también es uno de sus mayores atractivos para los medios.

¿Quién hubiera podido disuadir al emérito de su idea fija? No tiene a nadie a quien consultar, con su hijo no se habla, Felipe se enteró de la demanda por los periódicos. Vive la mayor parte del año en Ginebra, la ciudad más cara del mundo, porque allí están sus médicos. Y vive con Marta, sí, quiere a sus hijas e incluso ha escogido a una abogada, muy eficaz, en efecto, para que lleve a cabo su demanda porque quiere demostrar que él no es el machista que muchos pensamos.

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