Uno de los tragos más duros a los que ha tenido que enfrentarse en los últimos tiempos. Uno que evidencia el momento vital que pasa el rey Juan Carlos. El emérito ha acudido a despedirse de Karim Aga Kahn, uno de sus grandes amigos. Valedor de la infanta Cristina e íntimo del monarca, su muerte ha dejado muy afectado a Juan Carlos. Apoyado en un bastón y con el rostro completamente hundido, el padre de Felipe VI se enfrenta al futuro.
La muerte del Aga Kahn IV ha vuelto a poner al rey emérito de actualidad. También a su familia. Él fue quien acudió al rescate de la infanta Cristina cuando esta se enfrentaba a su caída en desgracia. Tras el infierno del Caso Nóos, la hija de Juan Carlos y Sofía encontró acomodo en la Fundación Aga Kahn, el lugar de trabajo que continúa ocupando y que le permitió marcharse a Ginebra con su familia y evitar las cámaras y el escrutinio.
El pasado 4 de febrero, a los 88 años, Karim al-Hussayni fallecía en su palacete en Lisboa. Había adquirido la nacionalidad portuguesa y residía allí desde 2019. Hasta la capital se ha trasladado el rey emérito para decirle adiós a su gran amigo, al que conoció cuando estaban juntos en el internado y nunca más dejaron de apoyarse mutuamente. Un duro golpe que ha dejado al monarca muy afectado.
El gran valedor de las infantas Elena y Cristina
La sombra del Aga Khan IV ha sido muy alargada en la Familia Real española. El entonces príncipe Juan Carlos le conoció cuando solo tenía 8 años. Compartieron internado, aquel al que mandaron al futuro rey en solitario y donde tuvo que hacerse valer por sí mismo. Su amigos quedó forjada para siempre. De ser compañero de pupitre pasó, en poco tiempo y tras su entronización, a ser uno de los hombres más poderosos e influyentes del mundo. Nunca se olvidó de Juanito.
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Cuando ya ambos se encontraban en la cima de sus carrera, Juan Carlos acudió a su amigo en numerosas ocasiones. Él fue quien ocultó el romance de la infanta Elena con un desconocido Jaime de Marichalar. También el que ayudó a la infanta Cristina cuando toda la atención estaba puesta en la hija de los reyes. El escándalo de Iñaki Urdangarin había hecho que la infanta cayese en desgracia. Fue el Aga Kahn quien la rescató y le dio su lugar profesional y económico.
Cristina intimó con una de las hijas del Aga Khan, Zahra, que también trabaja en la fundación de su padre en Ginebra. Fue su gran apoyo cuando aterrizó en Suiza e hizo de guía para la hija del emérito y su familia. Ella misma le aconsejó donde matricular a sus hijos y cómo acostumbrarse a la vida en otro país. Sobre todo cuando los Urdangarin vivían el peor momento su existencia. La llegada a Ginebra no fue sencilla para nadie.
La soledad del rey Juan Carlos
Por mucho que desde su entorno se asegure que la vida del rey Juan Carlos en Abu Dabi es magnífica, no deja de ser un espejismo. La rutina del emérito evidencia que Juan Carlos se encuentra cada vez más solo. El padre de Felipe VI desearía regresar a España, donde viaja siempre que puede y se reune con sus amigos en casa de Pedro Campos. Nada de eso tiene en Emiratos, aunque la presencia de su nieto Froilán ha hecho que todo sea algo más llevadero.
El emérito habla a diario con su hija Elena, aseguran desde su círculo más cercano. Las infantas viajan de forma habitual a Abu Dabi para visitar a su padre y hacerle compañía. Lo hicieron, junto a sus hijos, estas pasadas Navidades. El emérito organizó un multitudinario cumpleaños en su residencia con el que sacó pecho a nivel internacional. Aunque en el exilio, sigue contando con mucha gente a su lado. Al menos, así quiso que se leyese.
La pérdida de uno de sus grandes amigos, tan solo unos meses mayor, ha dejado al emérito de nuevo muy solo. Ha sido un trance muy duró decirle adiós a la persona que ha estado junto a él desde hace más de ocho décadas. Un aliado como ninguno.