El rey Carlos III cumple 76 años: su verdadero estado de salud, las críticas que afronta y conflictos familiares

Durante el último año, el padre de los príncipes Guillermo y Harry ha lidiado con una serie de vicisitudes que llegaron a poner en jaque a la monarquía británica

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

El rey Carlos III de Inglaterra
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Fueron 74 los años que el rey Carlos III tuvo que esperar para llegar al trono británico. Y apenas unos pocos meses los que pudo disfrutar plenamente de su nuevo estatus, ya que en febrero de 2024 anunció vía comunicado que había sido diagnosticado de "una forma de cáncer". Entonces comentó que el tumor fue descubierto mientras era tratado de su agrandamiento benigno de la próstata, y que los médicos le recomendaron cancelar sus apariciones en públicos mientras se sometía a tratamiento, aunque él decidió seguir despachando ciertos asuntos de Estado desde palacio. 

Por suerte, el primogénito de Isabel II contó en todo momento con el apoyo incondicional de su esposa, la reina consorte Camilla, quien al principio asumió buena parte de la carga de trabajo de su esposo, pero al poco tiempo anunció que estaba agotada y tuvo que pedir la baja para disfrutar de unos días de vacaciones. Menos mal que también estaba ahí su hermana, la princesa Ana, que mantiene un vínculo estrecho con él y en los últimos tiempos ha tenido por costumbre sustituirlo cuando se encontraba ocupado o indispuesto.

Algo menos entrañable es la relación entre el monarca y sus otros dos hermanos, especialmente con el príncipe Andrés, que fue condenado al ostracismo familiar y social después de que una de las víctimas del pedófilo millonario Jeffrey Epstein le acusara de abuso sexual. Aunque llegó a un acuerdo extrajudicial para zanjar la demanda de abuso sexual de la muchacha, el hasta entonces ojito derecho de Isabel II fue apartado por su madre de sus tareas de representación pública y despojado de sus títulos militares y patronatos reales. Y hace poco se contó que el Rey pensaba eliminar el servicio privado de seguridad desplegado en casa del príncipe Andrés a partir de este mes de noviembre.

El rey Carlos y Camilla
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Problemas para los Windsor

Es más, el monarca habría dado instrucciones para suprimir la asignación oficial de un millón de libras anuales al susodicho. "El Duque ya no es una carga financiera para el Rey", ha apuntado una fuente cercana a la familia real británica. Y es que Carlos III no ve la hora de poder expulsar a su hermano de Royal Lodge, donde el interfecto se instaló hace un par de décadas después de que el Crown State le concediese un contrato de arrendamiento por 75 años, puesto que considera inapropiado que alguien con su reputación viva en una mansión señorial de 30 habitaciones. Aunque parece ser que Andrés no está por la labor de marcharse y que, de hecho, tiene en mente legar Royal Lodge a sus hijas, las princesas Eugenia y Beatriz.

Con Carlos III enfermo, la lógica invitaba a pensar que sería su hijo el príncipe Guillermo el encargado de tomar el protagonismo en las actividades públicas de la familia Windsor. Sin embargo, el heredero al trono dejó claro que, aunque sí haría lo que pudiera, su prioridad número uno era proteger y acompañar a su mujer Kate Middleton, quien en marzo publicaba un vídeo en el que ella misma comunicaba personalmente que padecía cáncer y que debía someterse a quimioterapia. Aquella actitud del príncipe le granjeó un aluvión de críticas al susodicho y llevó a que muchos dudaran incluso de su capacidad para ser rey algún día.

Por otro lado, no es un secreto que la relación entre el Rey y Guillermo ha estado llena de altibajos. Durante años, el príncipe de Gales sintió cierto rechazo por su padre, quien reconoció en un programa televisivo que había sido infiel a Diana de Gales con Camilla, a la que Guillermo tardaría tiempo en aceptar. Tras su complicado proceso de divorcio y, sobre todo, la muerte terrible de la princesa, en agosto de 1997, la popularidad de Carlos cayó en picado, hasta el punto de que muchos tenían claro entonces que el hijo de la reina Isabel II debía renunciar al trono en favor de su hijo Guillermo.

Con el tiempo, Carlos logró mejorar algo su imagen pública, sobre todo gracias al esfuerzo de sus asesores, y se fue ganando el cariño y respeto de sus hijos, a los que es cierto que supo arropar después de la tragedia. "Me gustaría que [mi padre] tuviera más tiempo para estar con los niños…", confesaría su primogénito en una entrevista. "Para jugar con ellos. Cuando está con ellos, es una persona brillante, pero necesitamos estar con él lo más posible". Lo que no solo no mejoró, sino que encima terminó por explotar, es la relación entre el monarca y su hijo menor, el príncipe Harry, que en 2018 se casó con Meghan Markle y, desde ese momento, no dejó de recibir amenazas de muerte por el hecho de ser protagonista de un matrimonio interracial. 

El rey Carlos III, junto a Guillermo, Camilla y Kate Middleton
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Un duro desencuentro

En 2020, cansados de los ataques y la falta de apoyo por parte de los Windsor, Harry y su esposa renunciaron a sus obligaciones dentro de la familia real británica y a la financiación pública y se fueron a vivir a América junto a su hijo Archie  —después vendría al mundo Lilibet—. Pero lo peor llegó en 2021, cuando la pareja concedió una sorprendente entrevista acusando de racismo a la institución monárquica, que tampoco salió bien parada en el libro de memorias y el documental de Netflix protagonizados por el nieto de Isabel II. 

El londinense lamentaba que su familia se hubiera negado a ayudarle en su guerra con la prensa sensacionalista, y llegó a asegurar que existe un contrato invisible entre la institución y los tabloides británicos:  "Como miembro de la familia, estás dispuesto a beber, cenar y dar pleno acceso a periodistas para tener mejor prensa. Es un control por miedo que ha existido durante generaciones”. Y añadió que, teniendo en cuenta esta circunstancia, alguien de su clan tuvo que dar permiso a la prensa para que se publicaran determinadas informaciones sobre él y su mujer

Según algunas fuentes, contar esos secretillos provocó la ruptura total de Harry con su padre Carlos y su hermano Guillermo. "Los dos hermanos, que tanto se querían cuando eran pequeños, ahora sienten aversión el uno por el otro", escribió al respecto Pilar Eyre. "Harry quizás envidia el estatus de su hermano y la popularidad de la que goza entre los ingleses, y tal vez Guillermo envidia la libertad en la que puede moverse Harry y sus nulas responsabilidades. Pero sobre todo es el papel de las mujeres el que ha acabado por dinamitar el ambiente: Kate y Meghan se detestan y tienen una relación pésima que se puso en evidencia en los funerales de la reina Isabel, donde los rostros de ira y aversión de las dos daban miedo".

El pasado mes de octubre, Carlos III interrumpió temporalmente su tratamiento contra el cáncer para embarcarse, junto a su esposa, en su primer largo viaje desde que le detectaron la enfermedad. Por lo visto "estaba loco por salir de gira", más que nada porque hacerlo le permitía demostrarse a sí mismo, y también demostrar a sus súbditos, que todavía se encuentra en condiciones de seguir ejerciendo como soberano. Tras pasar unos días en Australia y Samoa, el Rey regresó al palacio de Buckingham, donde parece que las aguas podrían volver pronto a su cauce, al menos según los medios británicos.