La reina Sofía: de su ramalazo de homofobia al romance de su padre con un famoso prostituto americano

Pablo I de Grecia, abuelo del rey Felipe VI, mantuvo en su juventud un escarceo con un gigoló cuya personalidad inspiró a escritores como Gore Vidal o Truman Capote

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 6 de octubre de 2024, 14:46

Gtres
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"Puedo comprender, aceptar y respetar que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Que se suban a una carroza y salgan en manifestaciones? Si todos los que no somos gais saliéramos en manifestación... colapsaríamos el tráfico". Estas palabras de la reina doña Sofía causaron un gran revuelo en otoño de 2008, tres años después de que el PSOE aprobara el matrimonio igualitario en nuestro país. En realidad las había pronunciado algo antes, durante una entrevista mantenida con la periodista y escritora Pilar Urbano, que plasmó todo ello en su libro biográfico 'La Reina muy de cerca'.

"Si esas personas [los gais] quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es", opinaba la esposa del rey Juan Carlos I, que siempre ha tenido fama de gazmoña y carca. Las reacciones a sus palabras no se hicieron esperar, especialmente de políticos y activistas de izquierdas que consideraban que la Reina tenía la obligación de mantener una actitud "respetuosa y neutral" con los asuntos políticos y sociales, como parte de la institución que representa la Corona, y al final la Casa Real se vio obligada a emitir un inusual comunicado en el que tachaba de inexactas aquellas declaraciones.

No sabemos, sin embargo, qué opinaba la emérita sobre la orientación sexual de su padre, Pablo I de Grecia, que en su juventud mantuvo una relación con uno de los prostitutos más famosos del siglo XX. El interfecto respondía al nombre de Denham (Denny) Fouts y nació en el seno de una familia de clase media americana. Por lo visto fue amante de numerosas figuras notables que lo colmaron de atenciones, y su personalidad inspiró varios personajes literarios de escritores como Gore Vidal, que quedó prendado de sus encantos, Christopher Isherwood, que le calificó como "el chapero más caro del planeta" o Truman Capote, la primera persona en contar al gran público el romance entre el gigoló y el penúltimo rey de los helenos entre 1947 y 1964.

Cómo empezó todo

Según algunas fuentes, Denny dejó su trabajo en una tienda de la compañía General Foods para trasladarse a Nueva York, decidido a convertirse en un mantenido. Después conoció a un barón alemán que se lo llevó a Berlín. Cuando ambos se pelearon, Denny hizo las maletas y empezó a hacer autoestop con destino a Venecia. Estando en plena tarea, el chófer de un magnate naviero griego detuvo su limusina junto a él, lo recogió y lo llevó directamente hasta el yate del ricachón. Pero el floridano se enamoró de uno de los marineros del barco y la pareja abandonó el lugar tras saquear la caja fuerte y hacerse con varios miles de dólares.

Ambos se refugiaron en un lujoso hotel de Capri, dispuestos a gastar aquella pequeña fortuna. Una vez agotado el dinero, el marinero se marchó de allí y Denny, que siguió desfilando por el establecimiento, vestido con sus mejores galas, fue arrestado por la policía. Por suerte para él, en ese momento apareció en el vestíbulo un lord británico, de nombre Evan Morgan, que, cautivado por su belleza física, ordenó a las autoridades 'Soltad a ese apuesto joven, es mío' y se hizo cargo de él.

"Este caballero perdió a Denny en manos de la realeza, del príncipe Pablo, más tarde el rey Pablo de Grecia”, escribió Capote en su famoso libro 'Plegarias atendidas'. “La edad del príncipe era mucho más próxima a la de Denny, y el cariño que sentían el uno por el otro estaba bastante equilibrado, tanto era así, que una vez, en Viena, fueron a hacerse el mismo tatuaje, una pequeña insignia azul encima del corazón, aunque no recuerdo lo que era o cuál era su significado. Tampoco recuerdo cómo terminó el asunto, excepto que el fin fue una disputa que se originó cuando Denny esnifó cocaína en el bar del hotel Beau Rivage de Lausana”.

El final del romance

Años después de conocerse la historia, el autor Arthur Vanderbilt publicó una biografía de Denny, titulada 'Best-Kept Boy in the World', en la que se apunta que el abuelo del rey Felipe VI conoció al chapero a finales de los años veinte del siglo pasado en una fiesta en la casa de campo galesa de Morgan. Durante un tiempo, los tortolitos intercambiaron cartas en las que el futuro rey se refería a su amante como "mi querido Denham", y los telegramas que el primero enviaba desde el Palacio Real iban siempre firmados 'con amor, Pablo'. Durante un tiempo, Denny compaginó aquel escarceo con una relación más seria con Peter Watson, un millonario coleccionista de arte que lo pasó francamente mal por la adicción al opio de su amado.

"Peter intentó todas las estratagemas posibles para que lo dejara: amor, razonamiento, regaños, amenazas...", escribió Vanderbilt. "Nada, por supuesto, funcionó contra el poder de la adicción de Denny. De vez en cuando, Peter conseguía que Denny ingresara en una clínica de rehabilitación, pero esas 'curas' resultaban temporales, muy temporales, en el mejor de los casos. Y así continuó su lucha. Otras veces, después de que Peter y Denny se pelearan, Denny volvía con el príncipe Pablo, pero ahora, con el plebiscito nacional celebrado en Grecia en 1935, que había pedido el regreso de la monarquía, el príncipe heredero Pablo ya no estaba en Londres; se había unido al triunfal regreso de su hermano a Grecia, y allí, en Atenas, consiguió para Denny una suite en el hotel Grande Bretagne".

La chispa se apagó entre ellos tras la boda del príncipe con la princesa alemana Federica de Hannover, celebrada en enero de 1938. Algunos años después, el chapero tuvo intención de retozar entre las sábanas con Capote, que se encontró con que el muchacho era impotente y drogadicto. "Si se hubiera acostado con Hitler, como Hitler quería, hubiera podido salvar al mundo de la Segunda Guerra Mundial", llegó a asegurar el novelista sobre Denny, que falleció en diciembre de 1948, en un cuarto de baño de Roma, debido a un problema en el corazón. Solo tenía 34 años.

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