La reina Sofíaha dejado a un lado los escándalos en los que se ha visto envuelta por culpa de don Juan Carlos para celebrar la última decisión del gobierno griego: los planes de rehabilitación del palacio de Tatoi, un lugar situado al norte de Atenas que no solo permanece almacenado en su recuerdo por haber pasado su infancia allí, sino porque es en esa finca donde se encuentran los restos mortales de sus padres, Pablo I de Grecia y Federica de Hannover.
"Volver a Tatoi fue un golpe a todos mis recuerdos. Como si me hubieran acuchillado un sueño. Tengo maravillosos recuerdos de nuestra vida en Tatoi, todavía me parece oler aquellas brisas, entre eucaliptos, pinos y cipreses...", reconocía la reina Sofía en un viaje oficial a Grecia en 1998 embargada por la nostalgia.
Este palacio y antigua residencia real lleva años abandonada. Su último habitante fue Constantino, hermano de la reina Sofía, que la dejó en 1967 cuando tuvo que salir exiliado de Grecia. Allí pasaron años felices y todavía hoy se pueden encontrar tesoros reales como el carruaje que don Juan Carlos y doña Sofía utilizaron el día de su boda.
Palacio de Tatoi
Según ha anunciado Lina Mendoni, ministra de cultura griega, el deseo del Gobierno es rehabilitar la finca y convertirla en una atracción turística sostenible y eco-friendly. Un amplio espacio en el que habrá un museo, un restaurante y un hotel de lujo. Por si esto fuera poco, también se pretenden restablecer colmenas de abejas, el ganado y gallineros con los que contaba Tatoi en sus años de bonanza para lanzar una línea de productos ecológicos, algo que iría muy ligado a los deseos de la reina Sofía quien habría recibido esta noticia con enorme alegría. El proyecto para el que se gastarán más de 130 millones de euros debería estar listo para el 2022.