En plena crisis por el coronavirus, los miembros de la familia real española son los primeros que están cumpliendo al pie de la letra todos los consejos que el ministerio de Sanidad ha dado para evitar la propagación del coronavirus. Algo que ha vuelto a demostrar la reina Sofía durante su último acto público de la semana este viernes 6 de febrero.
Doña Sofía ha cerrado una semana intensa con su visita a la Basílica de Jesús de Medinaceli en Madrid. Como es tradición en cada primer viernes de marzo, la Reina Emérita, en representación de la familia real, se ha sumado a todos los fieles que adoran la talla del cristo. Eso sí, lo ha hecho cumpliendo con las recomendaciones de sanidad.
La reina no ha besado la imagen del Cristo de Medinaceli, una tradición que se ha suspendido este año para evitar así la propagación del Covid-19. Asimismo, la monarca solo ha estrechado la mano a los dos religiosos que la esperaban en la puerta de la iglesia. No ha habido, por lo tanto, apretones al numeroso público que se agolpaba para verla, la mayoría de él personas mayores.
Desde el siglo XVII suele ser tradición que algún miembro de la familia real acuda al evento. En especial, la Reina Emérita es la encargada de ir la mayoría de los años, aunque en ocasiones la ha sustituido la infanta Elena. Los reyes Felipe y Letizia tan solo estuvieron presentes en el año 2004, cuando todavía eran príncipes de Asturias. El monarca sí que volvió en solitario en el año 2018. Una ocasión en la que su mujer decidió no acompañarlo.
La Reina Emérita ha reaparecido este viernes después de que el pasado jueves 5 de marzo asistiera, visiblemente agotada, a la entrega del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, que tuvo lugar en la Casa de Vacas de Madrid. Aunque en su rostro se podía apreciar a la perfección el cansancio, la monarca no descansa y continúa con su agenda oficial.