La reina Sofía está pasando por uno de los momentos más complejos de su vida. La madre de Felipe VI es de alguna manera protagonista de las últimas polémicas relacionadas con el rey Juan Carlos. Su marcha a Abu Dabi o las revelaciones de Corinna Larsen son algunas de las cuestiones que inevitablemente afectan a doña Sofía. De ahí que en este instante busque refugio en los grandes pilares de su vida, que van más allá de sus tres hijos. El lugar en el que está viviendo este complicado momento la mujer de Juan Carlos I es Palma de Mallorca. Se trasladó allí hace varias semanas y desde entonces no se ha movido de Marivent. Aunque la familia real ya ha regresado a Madrid, ella ha decidido permanecer en Palma en compañía de sus grandes apoyos. No son muchos, pero para ella son suficientes.
Si hay alguien fundamental en el círculo más cercano a doña Sofía esa es su hermana Irene de Grecia. Mantienen una unión inquebrantable y juntas han compartido los mejores y los peores momentos. Cada verano Irene se traslada hasta Mallorca para estar con su hermana, y este año no ha sido menos. Y no solo esto. Desde hace años la tía de Felipe VI casi siempre reside en Zarzuela junto a su hermana. Tres años menor que doña Sofía, se ha convertido en su gran confidente y en su paño de lágrimas. Si algo caracteriza a Irene es su discreción, algo que la madre del rey valora por encima de todo.
Además de su hermana, hay otros miembros de su familia que forman parte de las personas imprescindibles en su vida. Se trata de Tatiana Radziwill, su prima segunda, y su marido Jean Henri Fruchaud, un reconocido cardiólogo. El matrimonio reside habitualmente en Francia pero en la última aparición de la reina Sofía en Palma de Mallorca estaban junto a ella e Irene de Grecia. Los cuatro salieron a pasear y a tomar algo, demostrando la gran amistad que les une. Porque no es habitual ver a doña Sofía en compañía de otras personas más allá de su hermana o sus hijas. En más de una ocasión los Fruchaud han hablado de la mujer del rey emérito con mucho cariño, y han reconocido que para ellos es como una hermana.
Estas tres personas se han convertido en el tridente que sujeta a la reina Sofía en este instante rodeado de polémica. Pero más allá de ellos, la madre de Felipe VI ha encontrado en su trayectoria profesional a personas en las que confiar. José Cabrera, teniendo general y jefe de secretaría de la reina durante casi dos décadas, se convirtió en una de sus personas de máxima confianza. Laura Hurtado de Mendoza fue una de las personas que más le ayudó con sus hijos. Miguel Fernández Tapia-Ruano fue su médico de cabecera. Y Francisco Requena fue jefe de seguridad de Casa Real. En algunos momentos doña Sofía no dudó en apoyarse en ellos. Si algo ha caracterizado de la madre de Felipe VI es la soledad, y encontraba en parte de su equipo de trabajo a las personas con las que desahogarse.