Este 3 de agosto se celebra un aniversario que Juan Carlos I nunca quiso protagonizar, el primer año de su exilio 'obligado' a Abu Dabi. Doce meses repletos de polémicas en los que ha puesto patas arriba la estabilidad de la Casa Real. En contraposición a esta delicada situación ha aparecido el papel de una Reina que ha aplacado (en parte) este aluvión de críticas y el paso al frente de una heredera que hasta ahora había permanecido bajo el amparo de sus padres.
Las actitudes un tanto reprochables del rey emérito colocaban a la familia real en el punto de mira cuando daban inicio a sus tradicionales días de vacaciones en Palma de Mallorca, un tiempo en el que la reina Letizia mostró su faceta más agradable y cercana.
La mujer de Felipe VI se ha transformado y para muchos se ha crecido ante la adversidad con la ausencia de don Juan Carlos (a quien se rumorea no guardaba un cariño especial). "Es una mujer fuerte", decía su abuela Menchu Álvarez del Valle, y de eso no nos cabe ninguna duda. Doña Letizia se está convirtiendo en la Reina que ella quiere ser y parece que el pueblo le ha dado la mano ya que poco a poco va ganando puestos en las encuestas de popularidad. Este cambio radical no solo ha sido visible en su saber hacer institucional sino también en su apariencia física.
La Reina tomaba la determinación de decir adiós al tinte y lucir sus canas al natural, ya no extraña que repita estilismos hasta la saciedad y apueste por firmas españolas desconocidas para el gran público o de bajo coste. Doña Letizia es consciente del gran peso que tiene en la sociedad y no duda en "utilizarlo" de la mejor forma posible.
Si echamos la vista atrás, parece que la marcha de don Juan Carlos ha sido beneficiosa para doña Letizia que ahora ocupa un lugar protagonista sin necesidad de estar a la sombra de nadie.