La preocupación entorno a la salud de la reina Isabel II es máxima pero a juzgar por sus recientes apariciones públicas la monarca se ha repuesto a las mil maravillas de ese bache de salud que la llevó a ausentarse de la celebración en homenaje a los caídos en combate hace una semana en Londres. "A los 95 no es todo tan fácil", comentaba el príncipe Carlos dejando entrever que con la avanzada edad de su madre este tipo de achaques entran dentro de la normalidad.
A su vuelta a la agenda oficial el pasado miércoles hay que sumar que este domingo, Isabel II tampoco ha querido faltar al bautizo de sus bisnietos.
La monarca se trasladaba en coche hasta el Castillo de Windsor, en concreto a la capilla Real de Todos los Santos donde tuvo lugar la ceremonia religiosa en la que los hijos de sus nietas Eugenia de York y Zara Tindall recibieron las aguas bautismales en un acto íntimo y privado. El primer bautizo conjunto en la historia de la familia real británica.
August Philip Hawke Brooksbank, hijo de Eugenia de York y Jack Brooksbank, y Lucas Philip Tindall, el bebé de Zara y Mike Tindall, fueron los grandes protagonistas de esta velada familiar de la que solo hay una imagen de la reina Isabel II, una instantánea a su salida del recinto donde se puede ver el look, en color verde lima, que eligió para el evento. Prueba de que se encuentra mucho mejor de salud.
Además de la Reina, tampoco faltaron a este encuentro familiar de carácter privado el príncipe Andrés, la princesa Ana, Beatriz de York o los duques de Cambridge, entre otros. Una vez más, Harry y Meghan han vuelto a ser los grandes ausentes y es que desde que decidieran abandonar Londres, los duques de Sussex se han desentendido de todo lo relativo a la familia real.