El final y principio de año ha sido complicado para Isabel II. Tras las seis semanas de descanso que se tomaron Harry y Meghan, después de que saltara a la luz el escándalo de su hijo Andrés con el caso Epstein o después de los problemas de salud que llevaron a su marido Felipe de Edimburgo al hospital, cerró 2019 como uno de sus peores años a nivel personal y de imagen pública. Y 2020 no empezó mejor. Nada más comenzar el año Harry y Meghan anunciaron su salida de la familia real británica, una nueva crisis a la que tuvo que hacer frente a la monarca.
Pese a todos estos contratiempos y pese a su avanzada edad (en abril cumplirá 93 años), ha sabido salir airosa de todos los conflictos y demostrar que para ella su trabajo está por encima de casi todo. Desde hace unos días Isabel II ha retomado su agenda oficial con la energía y el compromiso que le caracterizan. Hoy ha acudido a un acto en el que además de mostrarse de lo más tranquilo, no ha dejado de sonreír. De esta forma ha demostrado que sabe poner al mal tiempo buena cara y que está muy centrada en su papel como soberana británica.
Para la ocasión Isabel II ha lucido uno de sus atuendos más característicos. Cada vez que la reina de Inglaterra tiene un acto en un entorno rural, suele optar por estilismos muy similares, en los que destacan las gabardinas y un complemento muy especial. En estos casos Isabel II deja a un lado sus tradicionales sombreros para dar paso a los pañuelos estampados. Como curiosidad, el lugar al que ha asistido hoy la monarca es una estación de bombeo en Norfolk. Allí también estuvo cuando solo era una adolescente y eligió un atuendo muy similar al de hoy, demostrando que su estilo viene desde hace muchos años.