Este lunes 12 de septiembre, los restos de Isabel II ha hecho su último gran viaje en Escocia. Después de haber sido velado en Holyroodhouse, el hogar de la familia real británica en Edimburgo, un cortejo fúnebre encabezado por el rey Carlos III y sus hermanos, Andrés, Ana y Eduardo, ha acompañado el cuerpo de la reina hasta la Catedral de St Giles, donde se ha instalado una capilla ardiente durante 24 horas para que los ciudadanos escoceses puedan despedirla hasta que parta destino a Londres mañana miércoles. En esta ocasión, hemos visto al soberano con gesto de dolor y acompañado por sus hermanos. Solo Ana y Eduardo vestían como él uniforme militar, mientras que Andrés, desposeído de todos sus títulos y patronatos militares, lo ha hecho de civil.
Desde que la reina Isabel II falleciera el pasado jueves 8 de septiembre, Carlos III ha contado con el apoyo incondicional de su esposa, la reina consorte. Siempre a su lado, arropándole en este momento tan crucial personal como histórico, en esta ocasión ha reinado la excepción, pues el cortejo fúnebre a pie solo les ha correspondido hacerlo a los hijos de Isabel II. Así, Camilla, cumpliendo con el luto establecido de un mes para los miembros de la familia real, ha hecho el recorrido en coche, junto a su cuñada, Sophia Wessex, esposa del príncipe Eduardo.
Ambas aguardaban junto a Timothy Laurence, sobre la escalinata de la Catedral de Edimburgo, y han recibido allí, con gesto adusto y emoción contenida, la entrada del féretro al templo. El viento ha jugado una mala pasada a la reina consorte, que ha estado en el ceremonioso y solemne momento sujetándose la pamela debido al viento.
Esta noche, a partir de las 20 horas empezará un velatorio conocido como la 'vigilia de los príncipes' en la que cada uno de los hijos de Isabel II se colocará en cada esquina del féretro para velarla toda la noche mientras el pueblo acude a St Giles a despedirse de ella. Además del servicio que se ofrecerá en su honor, se desconoce si los príncipes Guillermo y Harry se unirán a la familia. Los hijos de Diana de Gales han sido los grandes ausentes, junto a sus mujeres, Kate Middleton y Meghan Markle, del traslado de los restos de Isabel II de Holyroodhouse a la Catedral de Edimburgo.