El escándalo de Bárbara Rey ha vuelto a poner el foco en Juan Carlos I. En realidad, la vida sentimental del rey emérito ha estado en boca de muchos prácticamente desde el principio de su reinado, por mucho que desde Zarzuela se vendiera esa imagen de familia feliz capaz de reunirse para el clásico posado en los jardines del palacio de Marivent. Otra cosa es que existiera un pacto tácito entre los medios españoles en base al cual se debían tapar las aventuras extraconyugales y las tropelías del monarca, al menos hasta que el susodicho cediera el trono del Reino de España a su hijo Felipe.
De todas las amigas entrañables de Juan Carlos, la que más titulares acapara en los últimos tiempos es Bárbara Rey, acusada de hacer chantaje a su otrora amante. "Quise mucho al rey Juan Carlos y estaba muy bien con él, pero lo nuestro era imposible", confesó en una entrevista la de Totana, que estos días se enfrenta a la persecución de los reporteros porque cierto medio digital ha sacado a la luz los audios de sus conversaciones privadas con el emérito y una revista holandesa acaba de publicar unas fotografías inéditas en las que ambos aparecen besándose.
También copó portadas Corinna Larsen, a la que el ex monarca conoció en febrero de 2004, en una cacería celebrada en la finca La Garganta, en Ciudad Real, el mayor coto de caza de España. La mayoría supo de su existencia a raíz del accidente que Juan Carlos tuvo en 2012 en Botsuana, donde resulta que estaba de safari con una señora que no era la reina Sofía. La empresaria alemana, a la que el interfecto llegó a pedir matrimonio, se atrevió a contar su historia en distintas entrevistas, y hasta demandó por acoso al hombre que tiempo atrás le había dado 65 millones de euros (según ella) "por gratitud" y "no para deshacerse del dinero".
Sandra Mozarowsky, el rumor que lleva años persiguiendo a Juan Carlos
Quien no tuvo oportunidad de contar su historia fue la actriz de cine Sandra Mozarowsky, que en septiembre de 1977, con solo dieciocho años, fallecía en la residencia sanitaria Francisco Franco, tras permanecer internada a consecuencia de las graves lesiones cerebrales que sufrió al caer desde la terraza de su vivienda, un segundo piso situado en el número 3 de la madrileña calle Álvarez de Baena, mientras regaba las plantas de su terraza. Su caso conmocionó a la sociedad española de la época y nunca se llegó a esclarecer, pese a que su hermano León intentó sin éxito reabrirlo en varias ocasiones.
De madre española y padre diplomático ruso, Mozarowsky nació en 1958 en Tánger y era la pequeña de tres hermanos. Tres años después de venir al mundo, su familia se trasladó a Madrid, donde ella estudió en el Liceo Anglo-Español. Con diez años intervino en su primera película, ‘El otro árbol de Guernica’ (1969), después de que una amiga de su madre la recomendara al guionista, Pedro Masó, y a los catorce volvió a ponerse delante de una cámara para aparecer en ‘Lo verde empieza en los Pirineos’.
Con dieciséis años, Mozarowsky hizo su primera incursión en el cine de terror, en un filme protagonizado por Paul Naschy, y a los diecisiete era ya una estrella del destape nacional —en algún que otro libro se afirmó que combinaba la actuación con su trabajo en un club de alterne madrileño del que Paco Martínez Soria era copropietario—. “Salía del colegio, se quitaba el uniforme y rodaba películas con hombres que doblaban su edad, como José Luis López Vázquez o Alfredo Landa”, explicó la escritora Clara Usón, autora de una novela (‘El asesino tímido’) que ficciona la historia de la intérprete.
Aunque soñaba con triunfar como actriz seria, Mozarowsky pasó una temporada ganándose la vida haciendo aquel tipo de películas comerciales y despreocupadas que escandalizaban a su conservadora familia. “Mucha gente quiere herirme”, dijo en una entrevista. “Dicen que soy una presumida, exhibicionista e incluso que no soy actriz y sí ‘tía buena’. De estas equivocadas opiniones son culpables las películas en las que he intervenido, efectivamente como chica mona, agraciada y tal. Ya sabes cómo es esto del cine”.
Las hipótesis sobre su muerte
La versión oficial afirmaba que Mozarowsky perdió la vida debido a un accidente fortuito, aunque lo cierto es que la barandilla de su terraza era demasiado alta como para que alguien pudiera caer al vacío de forma casual. Algunos medios especularon también con la posibilidad de que en realidad se tratara de un suicidio. “Un taxista, que bien sabría lo que tenía que hacer, que era llamar a la policía porque tenía que haber un atestado, fue el que la llevó al hospital”, aseguró Usón. “No hubo ninguna ambulancia. La autopsia no se hizo pública”.
Una nueva película titulada 'La última noche de Sandra M.' y dirigida por Borja de la Vega reconstruye las últimas horas de vida de la actriz, que presuntamente había mantenido un romance secreto con Juan Carlos I. Hay quien ha llegado a asegurar que Mozarowsky estaba embarazada del emérito cuando sucedió la tragedia, y que los servicios de inteligencia pudieron estar detrás de su misteriosa caída. “La idea era darle un pequeño susto para que ella, de una vez por todas, pudiera reconsiderar la idea de abortar el fruto que su amante había dejado sin pensar en las posibles consecuencias”, aseguró en su blog el periodista Javier Bleda.
Bárbara Rey y Corinna Larsen, las amigas especiales del rey
Son dos historias que poco tienen que ver. La propia Bárbara Rey evitaba la comparación con Corinna cuando empezó a hablar de su relación con el rey Juan Carlos. La vedette y el hoy emérito fueron amantes, amigos y cómplices. Se puede comprobar en los audios que se han filtrado este jueves 3 de octubre y donde se les puede escuchar manteniendo conversaciones propias de una pareja. El emérito no tiene reparo en revelar secretos de Estado a la que, entonces, era su amante. De sus pensamientos sobre los jefes de la Casa Real hasta políticos, presidentes y su día a día. Juan Carlos hablaba libremente.
Bárbara había reconocido en numerosas ocasiones que existían grabaciones. Fue, en sus palabras, el seguro de vida que tuvo cuando comenzó a tener miedo. Rey señalaba al entorno del entonces jefe de Estado como los causantes de sus quebraderos de cabeza. Con todo, Bárbara logró salir airosa. Ahora la vedette no duda en anunciar medidas legales para frenar la difusión de imágenes y conversaciones grabadas en la intimidad. Queda todavía mucho por ver a juzgar por la rapidez con la que han comenzado a filtrarse grabaciones e imágenes captadas durante los años en los que duró su relación.
De Corinna también pudimos ver escenas cotidianas. El rey celebrando la navidad con la alemana y con su hijo o cocinando una paella. El emérito mostraba una familiaridad que nunca hemos visto ni con la reina Sofía ni con sus hijos. La versión más natural del exjefe de Estado. Claro que aquellas fotografías fueron poco con los escándalos que contó Larsen y la ofensiva judicial que llevó a cabo en Reino Unido. Eso sí, sin un resultado satisfactorio para ella. Corinna, finalmente, se quedó en el pasado del emérito. Ahora es Bárbara Rey la que vuelve a ocupar las portadas.