Tom Parker Bowles, hijo de la reina Camilla, sale en defensa de su madre en su peor momento de salud

El hijo de la reina Camilla, Tom Parker Bowles, ha salido en defensa de su progenitora mientras se enfrenta en su peor momento de salud

Jara Bravo
Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Reina Camilla
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La reina Camilla (77 años) ha vivido uno de sus años más desafiantes. En los primeros meses de 2024, el Palacio de Buckingham anunciaba que el rey Carlos III (75 años) padecía cáncer, lo cual llevaba al monarca a suspender todos sus actos para llevar a cabo su tratamiento. Esta baja provocó que Camilla tuviera que tomar las riendas y convertirse en uno de los pilares fundamentales de la monarquía. Durante muchos meses ha sido el rostro más visible de la Corona británica. Sin embargo, esta semana, un giro inesperado hacia que todos los ojos se fijaran (aún más) en ella: la monarca debía suspender sus actos por una infección en el pecho.

A pesar de que, un día después de este comunicado, la Casa Real británica anunció que Camilla sí que cumpliría con su acto del día 12 de noviembre y que sería posible verla durante los actos del Día del Recuerdo durante el fin de semana, la preocupación por la salud de la reina ya se había extendido. Y aún más. Se empezó a especular sobre si su dolencia podía afectar negativamente a su marido, el rey. 

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Por si todo esto no fuera suficiente, durante estos días han surgido algunos rumores sobre sus malos hábitos. Uno de los comentarios más habituales es que la monarca solía beber y fumar mucho, algo que podría estar pasándole factura ahora. Tom Parker Bowles, su único hijo varón, ha desmentido rescatando una antigua entrevista.

El pasado septiembre, el autor del libro 'Cooking and the Crown' explicó al periódico 'The Times' que esas descripciones sobre su madre son "inexactas". Lejos de quedarse ahí, Tom insistió en que "nunca ha bebido un vaso de ginebra en su vida" y que "nunca la había visto ni siquiera un poco borracha", dejando claro que todos esos rumores eran falsos.

El peligro que supone la reina Camilla para el rey Carlos III

Desde que el Palacio de Buckingham hizo público el estado de salud de la reina Camilla, toda la prensa internacional quiso saber más detalles sobre su situación. Y no solo eso. El portal 'Bunte' no dudó en lanzar una advertencia a los royals ingleses. ¿De qué se trataba? A pesar de sus avances, el rey Carlos III sigue siendo un paciente de cáncer. Como todo doliente de esta enfermedad, el sistema inmunológico del monarca está debilitado debido al tratamiento de quimioterapia al que se está sometiendo.

Este proceso provoca que las defensas del organismo sean más débiles que las de cualquier otra persona o paciente. Esto hace que sea necesario que se extremen las medidas de cuidado por parte del enfermo. Esto incluiría ahora a su esposa, la reina. Como anuncio la Casa Real, Camilla sufre una infección, algo que si le transmitiera al monarca podría ser muy peligroso.

Para evitarlo, el citado medio recomienda a la pareja real mantener cierta distancia física hasta que se encuentren mejor. Algo que seguro no tendrán ningún problema en llevar a cabo, ya que Clarence House, la vivienda en la que residen, cuenta con 9 habitaciones y grandes espacios donde poder pasar horas separados.

El desagradable percance de la reina Camilla en Australia

Aunque esta infección de pecho es algo mucho más grave, la reina Camilla ya ha experimentado un desagradable percance de salud durante su gira por Australia. Fue durante una de las recepciones cuando la monarca llamó la atención de los presentes. Disimuladamente, tapándose con un abanico, Camilla empezó a frotarse el ojo al notar una molestia.

Reina Camilla ojo
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No se sabe si fue un insecto o una mota de polvo, pero la reina tuvo que estar varios minutos intentando solucionar este problema. Incluso el evento quedó un poco paralizado mientras la madre de Tom Parker Bowles seguía con esa molestia. Incluso el ojo llegó a lagrimear y se le puso rojo.

Después de este momento tan incómodo y al darse cuenta de lo mucho que había llamado la atención, la reina estalló en carcajadas mientras miraba a su marido. Al ver su humor, el resto de audiencia y el propio rey empezaron a reír también. Un pequeño problema que removía todo el protocolo, pero que demostró la naturalidad con la que la monarca ha aprendido a mostrarse frente a los ciudadanos.