El príncipe Guillermo, al límite por la crisis de la Casa Real británica: los 3 factores que revelan la verdad de su estado

El hijo del rey Carlos III de Inglaterra empieza a verse superado por los problemas de salud de su mujer, Kate Middleton, las críticas a su escasa actividad pública y la presión mediática

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Guillermo de Inglaterra
Gtres

De algún tiempo a esta parte, la realeza británica no gana para disgustos y empieza a dar la sensación de trono vacío. Dicen que uno de los que peor lo está pasando es el príncipe Guillermo. Para empezar están los muchos quebraderos de cabeza que le ha reportado estos años la mala relación con su hermano el príncipe Harry y la mujer de este, Meghan Markle, quienes se han cansado de exponer su versión de la ruptura con la Familia Real británica, que les llevó al exilio californiano.

Desde luego no debió sentarle nada bien que Harry declarase que sus cuñados eran los culpables del comentario racista sobre sus hijos porque cuando vino al mundo Archie habían preguntado de qué color era. "Guillermo ha priorizado su lealtad a la monarquía, incluso cooperando discretamente con la prensa británica para ensuciar la imagen de su hermano”, asegura el periodista Omid Scobie en su reciente libro 'Endgame'.

También le tiene bastante inquieto el frágil estado de salud de su padre, el rey Carlos III, al que los médicos diagnosticaron un cáncer mientras era tratado de su agrandamiento benigno de la próstata. Su madrastra, la reina Camilla, asumió en un principio gran parte de la carga de trabajo del monarca, pero al poco anunció que estaba agotada y tuvo que pedir la baja para disfrutar de unos días de vacaciones en el extranjero -al parecer estuvo en una lujosa finca, ubicada en Ciudad Real, donde se entretuvo cazando perdices-.

Crisis de credibilidad

Por si eso no fuera suficiente, Guillermo acudió en solitario al funeral de su buen amigo Thomas Kingston -marido de lady Gabriella Kingston, hija de los duques de Kent y prima segunda del rey británico-, fallecido a finales de febrero como consecuencia de "una herida traumática en la cabeza”. Aunque su mayor preocupación ahora mismo es sin duda Kate Middleton, que lleva de baja desde que a comienzos de año se sometió a una misteriosa "cirugía abdominal". Guillermo ya dejó claro entonces que, si bien podría sustituir a su padre en algún que otro acto oficial, su prioridad es proteger y acompañar a su mujer, quien según anunció el palacio de Kensington no volverá a la vida pública hasta después de Semana Santa. 

Hace solo unos días, Kate aprovechó la celebración en el Reino Unido del Día de la Madre para enviar a los medios una fotografía, en la que aparecía posando sonriente junto a sus hijos, con el objetivo de acallar los rumores y especulaciones sobre su salud. Pronto se contó que la imagen había sido tomada por Guillermo con una cámara Canon y que ella la retocó inmediatamente después en Photoshop, algo que empujó a las agencias de comunicación más importantes a retirarla de sus servidores -no es un secreto que la británica es una gran aficionada a la fotografía y más de una vez la ha usado como herramienta de control de su propia privacidad-. La manipulación tuvo el efecto contrario al pretendido y, de hecho, ha acabado hundiendo a la familia real británica en una especie de crisis de credibilidad de la que no les será fácil salir. 

Algunos ya empiezan a comentar que lo de la princesa de Gales podría ser en realidad un problema de salud mental vinculado a una crisis en su matrimonio. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ciertos medios están rescatando aquella historia de 2019 en la que se acusaba a Guillermo de haber mantenido una relación con una de las mejores amigas de Kate, Rose Hanbury, mientras la princesa estaba embarazada de su tercer hijo. Cabe recordar que esta exmodelo, de 40 años, trabajó en su día como investigadora para el diputado conservador Michael Gove, pero actualmente dedica su tiempo a gestionar el patrimonio de su marido, David Rocksavage, marqués de Cholmondeley -la pareja vive con sus tres hijos en Houghton Hall, una casa señorial de Norfolk-.

Continuo tira y afloja

Por lo visto, Guillermo, de natural tímido y poco sociable, siente un odio visceral hacia la prensa, a la que achaca la culpabilidad del accidente de París que en 1997 le costó la vida a su madre. "Más de una vez ha dicho 'si no fuera por el acoso de los paparazzis mi madre seguiría con nosotros'. Y toda su existencia ha sido un tira y afloja entre su vida privada, su mujer, sus hijos, su intimidad, y la vida pública que implica ser heredero de la corona. Y más desde que su padre es rey y él se ha convertido en príncipe de Gales", relató hace unos días la periodista Pilar Eyre, que incluso especula con la posibilidad de que Guillermo renuncie a ser heredero de la corona británica para dedicarse de lleno a su familia. Desde luego, cualquier cosa podría pasar en el seno de una familia a la que parece haber mirado un tuerto.