El 2024 será seguramente un año para olvidar en casa del príncipe Guillermo de Inglaterra. El primer disgusto se lo llevó en enero, cuando a su padre, el rey Carlos III, le fue diagnosticado un cáncer mientras era tratado de su agrandamiento benigno de la próstata y tuvo que pasar una temporada recluido en palacio. Al mes siguiente a Guillermo le tocó acudir al funeral de su gran amigo Thomas Kingston —marido de lady Gabriella Kingston, hija de los duques de Kent y prima segunda del rey británico—, fallecido como consecuencia de "una herida traumática en la cabeza”.
Aunque lo más duro para él ha sido hacer frente a los problemas de salud de su mujer, Kate Middleton. A comienzos de año, la británica se sometió a una misteriosa cirugía abdominal que la obligó a retirarse temporalmente de la vida pública. Ya entonces, Guillermo compartió con el mundo que había decidido dejar a un lado sus deberes oficiales para acompañar a su esposa, lo que llevó a que algunos dudasen incluso de su capacidad para ser monarca algún día.
La princesa de Gales acabó grabando un vídeo para revelar la verdadera razón por la que estaba oculta: durante aquella cirugía a la que se vio sometida, los médicos le detectaron un cáncer —no mencionó de qué tipo— del que había empezado a tratarse a través de quimioterapia. De mala gana, y para aplacar las críticas por haber dejado huérfanos a sus súbditos, Guillermo empezó a cumplir algún compromiso.
Un gran estado de angustia
"Todo se ha unido para desestabilizar su vida, para destrozar el precario equilibrio que había alcanzado después de la muerte terrible de su madre, los enfrentamientos con su padre, la ruptura con su hermano y su aversión por Camila, equilibrio conseguido gracias a la ayuda de Kate, su roca, como él la llama", escribió al respecto Pilar Eyre. "Pero la enfermedad de su mujer y de su padre, la crianza de sus hijos en una edad muy difícil, la presión para que asuma sus deberes y la perspectiva de convertirse en rey antes de lo esperado lo sumen en un estado de angustia espantoso".
De natural tímido y poco sociable, Guillermo nació en junio de 1982 en el Hospital St. Mary de Londres. "Tiene la suerte de no parecerse a mí", bromeó entonces su padre, que nunca estuvo realmente enamorado de Diana de Gales, y solía ponerle los cuernos con la que fuera su amor desde la juventud (y desde abril de 2005 es su esposa), Camila Parker Bowles. De hecho, unas grabaciones revelarían años después que Carlos y su primera esposa no volvieron a mantener más relaciones íntimas desde que la susodicha se quedó embarazada de Harry. A pesar de la ansiedad y la depresión que padecía en esa época por todo aquello, Diana se refugió en la crianza de sus hijos.
"Era extraordinaria mostrando su amor, mostrando lo que significábamos para ella, lo que significaban los sentimientos y lo importante que era sentir, ya fuera encontrando tiempo para estar con nosotros, anulando compromisos para estar juntos o sentándose con nosotros para hablar sobre el colegio o sobre cosas que nos preocupaban. Yo creo que aquella comunicación, siempre abierta, fue muy importante", confesó una vez Guillermo, que tenía quince años cuando Diana, ya divorciada de Carlos, falleció en un fatal accidente de tráfico en París.
Muy celoso de su privacidad
Desde ese momento, el heredero al trono del Reino Unido, que en realidad nunca se sintió cómodo con la exposición pública, empezó a desarrollar un odio visceral a la prensa, a la que achaca la culpabilidad del episodio que en 1997 le dejó huérfano de madre. "Si no fuera por el acoso de los paparazzis, mi madre seguiría con nosotros", ha dicho alguna que otra vez.
Según el periodista Robert Jobson, autor del libro 'William At 40: The Making of a Modern Monarch', Guillermo podría haber seguido un camino parecido al de su hermano Harry, que necesitó terapia "para tratar sus problemas de salud mental. Sin embargo, él ha logrado desarrollar una personalidad interior de acero y una mente muy concentrada, con el apoyo de una mujer muy equilibrada, a la que adora, y que decidió seguir su mismo camino. Al contrario que su hermano, [Guillermo] no demuestra tanto sus sentimientos. Al contrario. Es un hombre muy celoso de su privacidad, y plenamente consciente de lo que se espera de él y de la importancia del papel que tiene asignado”.
Después de graduarse en Geografía por la universidad escocesa de Saint Andrews, donde conoció a Kate, el príncipe comenzó su formación militar en Sandhurst y sirvió como oficial del ejército en unidades del cuerpo de élite antes de pasar al ejército del aire. En 2013, tras siete años de servicio, abandonó su carrera militar como piloto de rescate de la Real Fuerza Aérea para dedicarse a sus compromisos oficiales dentro y fuera de Reino Unido.
Además de ser un apasionado de la protección del medio ambiente y de las especies en peligro de extinción, Guillermo ha liderado en los últimos años campañas para dar visibilidad a la lacra del bullying y desarmar el estigma asociado con los problemas de salud mental.