Las bodas dentro de la casa real británica está regida por una serie de tradiciones que perduran a lo largo del tiempo. Desde las flores que las mujeres deben escoger para su ramo de novia o hasta la forma en la que se firmaban los certificados de matrimonio, todo está pautado al detalle. Sin embargo, una nueva ley va a convertir el sí, quiero de la princesa Beatriz de York con Edoardo Mapelli en un evento para recordar.
En un principio, la boda de la nieta de Isabel II iba a convertirse en la pionera, al permitir que Sarah Ferguson firmara el certificado de la boda de un miembro de la familia real, algo solo autorizado a los padres de cada uno de los contrayentes. No obstante, un retraso en la implantación de la ley ha hecho que su sí, quiero vaya a ser recordado por el motivo contrario: será el último en el que no se incluya a la progenitora.
Todo gracias al cambio que se ha entrado en vigor este martes 4 de mayo en la ley matrimonial de Inglaterra y Gales, establecida en 1837 por la reina Victoria. Desde ese momento, los certificados matrimoniales de la realeza solo los firmaban los padres de los recién casados. Con esta modificación, hasta cuatro progenitores podrán estampar su rúbrica en un documento tan importante para los recién casados.
Habrá que esperar unos años para vivir este momento, ya que la próxima generación de royals la encabezan Lady Louise Windsor y James Severn, todavía muy jóvenes como para pensar en el matrimonio. Lo que está claro es que, con este cambio, la boda de Beatriz de York ha tomado un significado muy especial y es que Sarah Ferguson se convirtió en la última mujer de la familia que no pudo firmar en el certificado de su hija.