La casa real británica terminó el pasado viernes el luto por el duque de Edimburgo, quien falleció el pasado 9 de abril y cuyo funeral se celebró el domingo 18. Desde que el marido de Isabel II perdida la vida, habían sido muy pocos los miembros de la familia real británica que habían recuperado su agenda y protagonizado actos públicos, como Kate Middleton y el príncipe Guillermo, quienes visitaron a los cadetes del aire de East Ham el mismo día del cumpleaños de la reina. Todos ellos lo habían hecho, eso sí, de riguroso luto.
Sin embargo, con el fin del luto oficial, los Windsor ya tienen total libertad para vestir del color que quieran. Aun así, ha llamado poderosamente la atención el estilismo que la princesa Ana ha elegido para asistir a su primer acto tras el funeral de su padre, el duque de Edimburgo. La hija de Isabel II presidió los diferentes actos del Día de Anzac, en el cual se rinde homenaje a los soldados de Australia y Nueva Zelanda fallecidos en una guerra o misión de paz, y lo hizo, con un look de lo más colorido.
La princesa Ana decidió cambiar el color negro del luto por el morado gracias a un abrigo púrpura que ya había lucido en varias ocasiones, como en las navidades de 2019 en Sandringham, y un sombrero del mismo color, además de un fular en un tono más suave. Sobre la primera prenda, la hija de Isabel II lucía sus medallas militares y la simbólica amapola en memoria de los caídas. Como complementos, eligió unos guantes, bolso y botas de caña alta con tacón bajo, todos en color negro.
Además de por su llamativo look, la aparición de la princesa Ana también ha sido especial porque estuvo acompañada por su marido, Timothy Laurence, quien no suele participar en este tipo de actos institucionales junto a su mujer y mucho menos si lo hacen solos.