Hace unos días, Irene Urdangarin (18 años) se convirtió en noticia por estar de lo más ilusionada con Juan Urquijo (25 años). Hasta ese momento, a la hija pequeña de la infanta Cristina (58 años) e Iñaki Urdangarin (56 años) no se le conocía ningún romance ni había ocupado titulares por este tema. Pero eso ha cambiado. Que tal y como contó en exclusiva la revista ‘¡Hola!’ esté ilusionada con el hermano de Teresa Urquijo, la mujer del alcalde de Madrid, puso a la joven en el foco mediático. Una noticia a la que hay que sumar otras recientes sobre cómo es su día a día durante su voluntariado en Camboya o la primicia que dio la revista Lecturas sobre cómo un grupo de amigos se vio implicado en un altercado en un local de Madrid del que ella fue testigo. Con todo esto, resulta inevitable pensar en su madre y en su gran miedo.
Si algo ha caracterizado siempre a los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ha sido su discreción. Incluso el hecho de que Pablo Urdangarin haya hablado en alguna ocasión, no ha estado reñido con ese lado discreto del que siempre han presumido tanto él como sus hermanos Juan, Miguel e Irene. Nada que ver con el caso de sus primos Victoria Federica y Froilán. Los hijos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar siempre se han caracterizado por estar en el foco de la polémica e incluso por protagonizar momentos incómodos con la prensa. Y es aquí donde vendría el miedo de la infanta Cristina.
El gran temor de la infanta Cristina sobre su hija Irene Urdangarin
Desde hace años se ha hablado del miedo de la infanta Cristina sobre que su hija Irene Urdangarin siga los pasos de Victoria Federica. Esta última, hasta hace unos años, se mantenía discreta y centrada en sus estudios. Hasta que los dejó para centrarse en su carrera de influencer, empezó a protagonizar episodios polémicos, a recibir críticas por su actitud… Y sabiendo tanto de la buena relación de las primas como de cómo las jóvenes de la edad de Irene que ven un filón en las redes sociales suelen dar el salto a influencers y exponerse así a la vida pública, la infanta Cristina estaría temerosa de que esto sucediera. Algo que iría a más con el hecho de que su hija empiece a protagonizar portadas.
Según contó el fin de semana el periodista Alejandro Entrambasaguas en el programa ‘Fiesta’, actualmente la infanta Cristina "está preocupada porque teme que Irene tome el camino de su prima Victoria Federica, teme que Irene deje de lado sus estudios y se acerque al mundo de las influencers”. Una opción que no resultaría descabellada si se tiene en cuenta la buena relación entre las primas y cómo ha influido Victoria Federica en la relación entre Irene Urdangarin y Juan Urquijo.
Tal y como reveló la citada publicación, Victoria Federica ejerció de Celestina de la pareja. Irene Urdangarin y Juan Urquijo se conocen desde que son niños debido a la vinculación de sus familias. La abuela de él es prima del rey Juan Carlos, de ahí que los Borbón y los Urquijo tengan tan buen relación. Pero llevaban años sin contacto y fue durante un plan organizado por Victoria Federica cuando se reencontraron y desde ahí ya no se separaron. Algo que podría haber provocado que el temor de doña Cristina por los pasos que podría dar su hija, se haya incrementado.
La actitud de Irene Urdangarin tras conocerse su relación con Juan Urquijo
Por el momento, Irene Urdangarin no ha hecho ningún movimiento que haga efectivo el miedo de su madre. La joven se encuentra en Camboya centrada en el voluntariado que está realizando durante unos meses que ha decidido hacer un parón en sus estudios. Unos estudios que tendría intención de retomar cuando termine esta aventura. Además, tal y como comentaron desde ‘Vanitatis’ hace unos días, Irene Urdangarin estaría muy agobiada con el hecho de haber protagonizado una portada y pretendería desmarcarse de todo este asunto. Además, madre e hija mantienen muy buena relación y habría mucha confianza entre ellas como para hablar de todo antes de que ocurriera. Pero teniendo en cuenta el precedente de su prima, no es de extrañar que a su madre no se le vaya ese miedo que, quién sabe, se podría hacer efectivo algún día.