La estancia de la princesa Leonor en el buque Elcano es el centro de su formación militar. La princesa de Asturias embarcaba ante la atenta mirad de sus padres que no podían ocultar alguna lágrima. La emoción de la despedida pero también, tal y como publicaban varios medios, la preocupación lógica de los padres. Son meses de encierro a muchos kilómetros de tierra y no es una experiencia sencilla.
La princesa debe sortear los obstáculos propios de la navegación y, a la vez, combinarlo con su estatus y su cargo, algo muy particular entre los demás tripulantes. No es de extrañar que esté algo superada, tal como apuntan varios medios internacionales. A su padre, el rey Felipe, le ocurrió exactamente lo mismo. Tal y como narraba Pilar Eyre, experta en Casa Real, el paso del entonces príncipe por el mar fue de las peores experiencias de su vida.
Leonor repite la historia. La princesa estaría desbordada por la situación. No solo por los inconvenientes propios de estar en un espacio en alta mar, sino sobre todo por la convivencia y la forma de vivir en el buque. “Comparte su litera con otras tres compañeras y los baños son comunitarios, sin privilegios especiales pese a su estatus”, explican desde la revista 'Caras' en un extenso reportaje sobre la princesa. El medio recoge como está siendo el paso de Leonor por Elcano y las dificultades que podría experimentar.
La estancia de Leonor en Elcano
“Durante los primeros días de navegación, sufrió intensos mareos y vómitos debido al constante movimiento del barco, una situación que el equipo médico a bordo trató con biodramina para estabilizar su estado”, explican desde el citado medio. “Si bien los síntomas físicos comenzaron a ceder con el paso de los días, la verdadera prueba para la joven está siendo emocional”. Leonor está al límite.
Para la princesa está siendo difícil el encierro, como es lógico. “La convivencia a bordo del Elcano, con espacios reducidos y rutinas estrictas, hizo que Leonor sienta el peso de la claustrofobia y la falta de privacidad”, apuntan. Sería en una de las llamadas que la princesa puede hacer a su familia cuando les transmitiría su sensación. Es complicado enfrentarse a tantos meses a bordo y sabiendo que no hay más espacio hasta llegar a tierra.
“Sus padres, plenamente conscientes del desafío que supone esta formación, mostraron preocupación, pero también confianza en la capacidad de su hija para superar esta etapa”, explican. El rey Felipe sabe muy bien qué pasa por la cabeza de su hija porque ya lo vivió en sus propias carnes. Para el hijo del rey Juan Carlos, el paso por Elcano fue la peor parte de su formación militar, como han publicado en numerosas ocasiones los cronistas reales.
El duro relato de Felipe
“Felipe, un joven imberbe de 19 años que había crecido entre algodones, se tuvo que levantar a medianoche para su primera guardia y cuando salió a cubierta, una ola lo tiró al suelo y se dio un gran golpe en la cabeza”. Pilar Eyre relataba para la revista Lecturas como fue el duro paso el entonces príncipe Felipe por el buque Elcano. Un infierno que sufrió y lloró. “Empapado, exhausto, aún tuvo que ayudar a los compañeros que se mareaban y habían llenado la camareta de vómitos”.
“Allí Felipe no era príncipe, era un crío agotado que se enfrentaba solo, sin la ayuda de mamá, ni de preceptores, ni de asistentes, a cinco meses sin privilegios”. Es una sensación idéntica a la que está viviendo la princesa Leonor. La hija de los reyes se ha despojado de privilegios y comodidades para ser una más. Ya le ocurrió en la Academia de Zaragoza o en la Escuela de Marín pero esto es mucho más complicado.
No solo las propias penurias de vivir en un barco, sino también la distancia, el encierro y el no poder hacer lo que siente le estarían pasando factura. Es el peor trance de la formación militar. Uno por el que pasó su padre pero también su abuelo, el rey Juan Carlos. Es la prueba definitiva.
Los 'peligros' de Leonor en alta mar
No es la primera vez que la prensa internacional se hace eco de lo que le está ocurriendo a la princesa en Elcano. Un medio argentino rescataba una preocupación que rodea al viaje de la hija de los reyes. Es evidente que el estatus de Leonor hace que se extremen las preocupaciones y que todo esté mucho más medido y controlado que en otros viajes del navío. Y también es evidente que la presencia de la princesa atrae mucha curiosidad, tanto dentro como fuera del buque.
Este medio alertaba hace escasas semanas de un extraño incidente. Un barco se encontraba siguiendo al buque Elcano en todo momento. "Una embarcación privada que viene siguiendo la misma ruta desde su partida en Cádiz", apuntaban. Rápidamente, se puso el foco en saber quiénes eran y a qué se dedicaban. "Transporta a un grupo de pasajeros que también planificaron un recorrido paralelo al del buque escuela".
La Armada tomó precauciones, llegando incluso a recordar a “los responsables de la embarcación los protocolos de seguridad y las restricciones de acercamiento al buque escuela”. Toda seguridad es poca para mantener la integridad de la princesa. Si bien es cierto que Leonor parece ido adaptando a su nuevo status. Al menos, por las imágenes que se han distribuido, la princesa sigue la rutina a bordo y trabaja sin parar. Un esfuerzo que seguro que tendrá su recompensa.