La Casa Real de Suecia ha concluido la entrega de los Premios Nobel 2019 con una cena de gala ofrecida en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo. A la velada, además de la Familia Bernadotte, han acudido alrededor de 90 de los 1.300 asistentes que han asistido a la ceremonia de los galardones. La entrada se ha realizado con una protocolaria organización de parejas, en la que cada miembro de la realeza ha ido acompañado de uno de los galardonados de esta edición.
De esta forma, la princesa Victoria ha bajado las escaleras del brazo de Michael Mayor, premio Nobel de Física; Magdalena de Suecia, por su parte, ha sido acompañada por William Kaelin Jr., premio Nobel de Medicina; Sofía de Suecia, con Didier Queloz, premio Nobel de Física; el príncipe Carlos Felipe, ha sido la pareja de Esther Duflo, premio Nobel de economía; y el príncipe Daniel ha hecho lo propio con la ganadora del Premio Nobel de literatura polaca 2018, Olga Tokarczuk.
Por su parte, los reyes Silvia y Carlos Gustavo de Suecia han acompañado a Carl-Henrik Heldin y Evy Heldin, presidente y socia de la Fundación Nobel.
En el banquete, que se celebra cada año desde 1934, era costumbre encontrar platos como el consomé y las sopas, una traición que ahora solo exige que algunas de las elaboraciones tengan un toque de cocina escandinava. Se trata de un menú elaborado en exclusiva para la ocasión, que este año ha contado con los reconocidos chefs Sebastian Gibrand -medalla de plata en el Bocuse d'Or de este año- y Daniel Roos, encargado de la parte dulce de la comanda.
La tierra que heredamos ha sido la temática escogida para la cena de 2019, un motivo que se ha reforzado con música tradicional sueca antigua y contemporánea de trovadores como Carl-Michael Bellmar, Evert Taube o Cornelis Vreeswijk, entre otros. Lisa Nilsson y Magnus Carlson han actuado como solistas y lo han hecho acompañados por la Orquesta de Cámara sueca.
Mientras los músicos amenizaban la velada, los asistentes han degustado platos que ofrecían un paseo culinario por el norte de Europa, como el caviar de Kalix -sobre lecho de pepino y colinabo; pato relleno con setas de la variedad trompetas de la muerte y tomillo de limón, con patatas al ajillo con ajo caramelizado; y para rematar, un toque dulce que ha aportado una mousse de frambuesa y chocolate, la guinda perfecta de un banquete que se ha completado con una selección de caldos, así como cafés, tés y coñacs.
Las más de 25.000 flores italianas, que han sido seleccionadas para rendir homenaje al propio Alfred Nobel, decoraban un marco incomparable que cada año saca a relucir las mejores galas, no solo de la realeza sueca, sino también del propio Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo.