Isabel II no deja que Beatriz de York y Edoardo Mapelli se casen en Italia. La pareja quería contraer matrimonio en el país del multimillonario, incluso Sarah Ferguson ya había viajado hasta allí para buscar un lugar en el que festejar el gran día. Pero la reina de Inglaterra ha impuesto que sea en Reino Unido donde su nieta y su prometido se conviertan en marido y mujer. El motivo es que ella se niega a viajar hasta Italia porque no está dispuesta a coger un avión, un medio de transporte que no utiliza desde hace cuatro años.
La última vez que embarcó en uno fue en 2015 cuando viajó a Malta junto a su marido Felipe de Edimburgo. Desde entonces se prometió a sí misma que nunca más tomaría un vuelo. El motivo no es ni el miedo, ni el respeto a los aviones. La razón por la que nunca más subirá a uno es que a lo largo de su vida ya ha pasado demasiadas horas a bordo de ellos y ya está cansada de tantas horas de vuelo.
Si se analizan los viajes que Isabel II ha realizado en los últimos años se puede comprobar que todos ellos han sido a destinos más o menos cercanos a Buckingham Palace. Lugares a los que ha podido llegar perfectamente en coche o en tren, sus dos medios de transporte preferidos.
Los viajes oficiales que requieren volar los delega en su hijo Carlos de Inglaterra o en sus nietos los príncipes Guillermo y Harry. Isabel II es una de las mujeres que más ha viajado. A lo largo de los años que ha ejercido de reina de Inglaterra ha hecho por el cielo cientos de miles de kilómetros y ha viajado a lugares de lo más remotos. Pero su edad y experiencia le han hecho convertirse en una monarca selectiva, pensando ya en su comodidad.