El16 de enero quedará fijado en la memoria de la reina Sofía (84 años). La griega se despidió de su hermano menor, Constantino, fallecido seis días atrás. La monarca se encargó de que el último adiós estuviera a la altura de alguien como él y, para ello, se volcó con todos los preparativos y organizativos. Ahora le queda lo más duro: el duelo.
La reina Sofía se quedará algunos días en suelo heleno. Su deseo es arropar a la viuda de su hermano, Ana, que está deshecha. Constantino y ella formaban una pareja muy sólida, que empezó como un amor adolescente pero que, con el tiempo, se transformó en una unión para toda la vida. Ahora Ana de Grecia se encuentra rota, completamente desolada. Se le ha ido su compañero; y tiene que aprender a andar en solitario. Afortunadamente, tiene a su cuñada para poder transitar por el dolor. Las dos han perdido a alguien fundamental para ellas, por lo que toca apoyarse y volcarse la una en la otra. De ahí que la primera etapa de este proceso la vayan a llevar a cabo en Atenas, donde comenzó y ha acabado Constantino su historia.
La Reina Sofía estuvo arropada por su familia en el funeral de su hermano
La familia real española, en bloque, voló hasta Atenas para acompañar a doña Sofía en la despedida a su hermano Constantino, demostrándole todo su cariño y haciéndole saber que, ser una persona solitaria no es sinónimo de estar sola. Y ella está muy bien rodeada.
Poco antes de las 11 de la mañana, los reyes eméritos, sus hijas y sus nietos llegaban a la catedral de Atenas, lugar en el que tenía lugar la misa por Constantino de Grecia. Felipe y Letizia, por cuestiones de protocolo, ya que debían sentarse en una bancada diferente, lo hacían minutos después y en calidad de monarcas en funciones.
Irene de Grecia, sin separarse de su hermana, la reina Sofía
Irene, hermana de la reina Sofía y su sombra a lo largo de estos años, tampoco se ha separado de su lado. Las dos despiden a Constantino con enorme pesar y han querido que el funeral, aunque no es de Estado, tenga toda la ceremoniosidad que requiere la despedida a un rey. El 12, Sofía se trasladó hasta Atenas para estar presente durante los preparativos del último adiós. Volcada con la organización del sepelio, ha estado acompañada por sus cinco sobrinos, los hijos de Constantino. El 13 se les pudo ver visitando el cementerio del Palacio de Tatoi, donde reposarán los restos del griego, dando indicaciones y tratando de que todo saliese perfecto.
Era deseo de la familia real griega que el patriarca recibiera todos los honores que, tradicionalmente, llevan asociados los miembros de la realeza, pero el gobierno heleno decidió que este sería despedido como “una persona privada”. Por tanto, todo corre por cuenta de la familia, nada por parte del estado; dado que desde los años 70 Grecia es un país republicano.
Los gestos de amor de la reina Sofía hacia su hermano Constantino
Nada más entrar a la catedral, y ante la atenta mirada de Juan Carlos, la reina Sofía se ha acercado al altar, donde había una fotografía de su hermano Constantino, y ha besado el retrato. Ha sido uno de los gestos más solemnes y emotivos de la ceremonia, en la que se la ha podido ver profundamente conmovida. La reina y su familia, sus hijas y nietos, se ha sentado en la segunda línea de sillas, puesto que la primera estaba destinada a la mujer del difunto, Ana, y a los hijos este. La reina griega, acompañada de su nuera Marie Chantal, ha sido la última en llegar al templo y ha entrado por un lugar destacado: la puerta central, mientras que el resto de los invitados lo hacían a través de los laterales.
Durante la ceremonia, de carácter ortodoxo, doña Sofía se ha mostrado muy triste. La griega, que siempre es contenida en cuanto a sus emociones se refiere, ha dejado aflorar las lágrimas en los momentos más emotivos de la despedida. Con los ojos vidriosos por la pena, la madre de Felipe, Cristina y Elena ha despedido a su hermano querido y, tras la misa, acompañada por el resto de invitados, ha viajado hasta Tatoi, acompañando al féretro hasta su última morada.
La triste jornada de hoy ha dejado más emocionantes imágenes ya en el cementerio familiar de Tatoi. El cortejo fúnebre, esta vez reducido a los familiares más próximos de Constantino de Grecia, se ha trasladado hasta la antigua residencia de la familia real griega, donde ha tenido lugar el último adiós.
Los restos mortales del hermano de la reina Sofía descansan ya junto a la tumba de sus padres. Allí, hemos podido ver a la reina Sofía caminando del brazo de su nuera Letizia, y el rey Felipe acompañando a su tía Irene. Detrás de ellos, una imagen tan desgarradora como tierna: Miguel Urdangarin consolando a su madre, la infanta Cristina, con un beso en la mano.
Después de los actos ceremoniosos, se ha celebrado un almuerzo en el Hotel Grand Bretagne de Atenas en el que ha destacado la ausencia de los reyes Felipe y Letizia, un gesto final con el que han marcado distancia en un día de intensas emociones.