Pilar Eyre revela el punto en común de Letizia y la reina Sofía: "Ejemplos de desencuentros y ninguneos"

Pilar Eyre ha explicado cómo era la verdadera relación de la familia Borbón con uno de los miembros muy queridos hoy: la reina Sofía

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Reina Sofía

Desencuentros, ninguneos y desprecios. No solo la reina Letizia vivió una situación imposible a su llegada a la Familia Real. La historia de la que fuese princesa de Asturias no es nueva. Cada miembro que ha intentado integrarse en este círculo tan cerrado y, a la vez, tan poderoso, ha pasado su propio via crucis. Así lo explica Pilar Eyre, escritora y experta en Casa Real, sobre una figura que ahora es altamente querida y aplaudida: la reina Sofía.

Lo mismo le ocurrió a la doña Sofía, que se llevaba muy mal con su familia política”, afirmaba la periodista. “Tenemos ejemplos de desencuentros, ninguneos en aquellos años jóvenes en los que Sofía se vino a vivir a España”. La historia de la reina emérita no fue sencilla. Las presiones de su madre, la reina Federica, y las reticencias de don Juan, padre del rey Juan Carlos, fueron la situación perfecta para que la princesa griega no fuese especialmente bien recibida.

“El heredero a la Corona era don Juan, el padre del rey Juan Carlos. Franco le odiava. Había hecho demasiadas manifestaciones demasiado liberales. Nunca tuvo intención de nombrarlo sucesor. Sin embargo, Juan sí se creía que sería el sucesor, que seria rey de España. Los que le rodeaban le llamaba Majestad en Estoril”, explica Eyre. Una situación que no hizo más que empeorar con la llegada de la reina Sofía.

El infierno de Sofía de Grecia

“Cuando Sofía se casó con Juan Carlos, ella no se quería casar con el sucesor del sucesor. Ella quería casarse con el sucesor. La reina Federica se lo dijo muy claro: 'tú no tienes que alagar a ese señor que no será rey, tu tienes que alagar a la persona que tiene tu destino en sus manos, a Franco'”. La llegada de Sofía a la Familia Real no fue pacífica. La princesa griega tenía muy claro quien iba a ser su marido y que este sería el futuro rey e iba a poner todo de su parte para que así ocurriese.

“Desde el primer momento le mandó una carta, le dio las gracias por los regalos, le hizo grandes alabanzas tanto a él como a su mujer, Carmen Polo”, apunta en su canal de youtube. Y es que la reina Sofía puso todo su empeño en conquistar a quien tenía en su poder el futuro tanto de su marido como de ella misma. “Cuando se fueron de viaje de novio, lo primero que hizo fue ver al Papa en Roma y luego ir a Madrid a visitar a Franco a escondidas de don Juan. Fue la primera toma de posición de Sofía”.

Aunque con el tiempo veríamos a una reina apocada y en segundo plano, siempre en su papel y siempre profesional, Sofía jugó sus cartas para hacer no solo que Juan Carlos fuese rey, sino también para apartar las intenciones de don Juan de heredera la Corona. “Franco comentó: ha venido a verme la princesa, habla francés muy bien, creo que aprenderá muy bien el español, me ha parecido muy prudente”, explicó el primo del dictador en sus memorias.

La princesa griega había conquistado a todos menos a su familia política. Ni a su suegro, don Juan, ni a sus cuñadas, las infantas Pilar y Margarita.

La tensión con las hermanas del rey

“Estas situaciones incómodas se ponían en evidencia en las bodas de las hermanas de Juan Carlos. En la boda de Pilar, empezaron a gritar ¡Viva el rey, no viva Juanito!. Sofía se sentía incómoda y aseguraba que no quería ir a Estoril a ver a sus padres. No tenían relación con su hermana y su cuñado”, explica Pilar en su canal. Y es que Sofía prefería no acudir a visitar a don Juan en ningún momento.

El padre del futuro rey tampoco tenía simpatía alguna por “la griega”, como al llamaba. De hecho, don Juan prohibió a sus hijas que acudiesen al acto por el que se iba a designar sucesor de Franco al futuro rey Juan Carlos. Este esperaba que alguien de su familia asistiese, debido a la trascedencia del momento, pero solo logró que lo hiciese su primo. Pilar y Margarita tomaron partido con su padre y se alejaron tanto de su hermano como, sobre todo, de Sofía de Grecia.

La hoy reina emérita incidió y mucho en la ausencia de don Juan en todos los aspectos de la vida de su hijo. Fue quien le dijo que este debía renunciar a sus derechos dinásticos por carta. Sofía no se sentía cómoda con su suegro, que le culpaba de las pretensiones de su hijo y de haberle apartado de lo único que deseaba: la Corona. “El hombre que se había preparado toda la vida para ser rey pero que nunca lo fue”, explica Eyre.

Con el tiempo, las cosas se fueron suavizando. La ya reina Sofía se acercó a sus cuñadas, las infantas Pilar y Margarita. No obstante, la relación nunca fue cercana. La reina había seguido las instrucciones de su madre y su devoción era la institución y el heredero. Sofía vivía por y para ser reina.